Crisis del Coronavirus

Impresoras 3D ‘a todo trapo’: 300 viseras al día desde la UR-Maker

Desde que el pasado jueves el Área UR-Maker de la Universidad de La Rioja se involucrara en el proyecto ciudadano del foro Ayuda Innovadora a la Respiración (AIRE), creado para la fabricación de utensilios de protección frente a la enfermedad del coronavirus, la participación de empresas y particulares riojanos ha crecido exponencialmente. “De las diez o quince personas que comenzamos la pasada semana a fecha de este miércoles alcanzamos cerca de las 340 personas y las 300 impresoras 3D”, recalca el cofundador de UR-Maker, Sergio Peciña. Gracias a ellas, 1.500 paneles aproximadamente se han podido entregar en el Hospital San Pedro.

Él es uno de los creadores de las cerca de 300 viseras protectoras que se fabrican diariamente gracias a los voluntarios participantes en esta iniciativa. El ritmo de producción, sin embargo, “es lento debido al empleo de impresoras 3D, con las cuales fabricar un panel puede llevar en torno a una hora y media”, explica Peciña. Aunque se cambió el diseño por uno más resistente y cómodo de usar, “estas máquinas no están preparadas para producir en masa, aunque con nuestro trabajo intentamos aplanar la curva que refleja la escasez de material para el personal sanitario en la medida de lo posible”, añade.

Hay impresoras, incluso, que funcionan las 24 horas del día, como es el caso de la que maneja Peciña. “Estamos intentando industrializar el proyecto para fabricar más rápido, porque con 300 mascarillas por día no cubrimos la demanda del Hospital. A largo plazo haría falta otro tipo de tecnología como por cortes por láser o por inyección, que ya emplean otras comunidades autónomas y con las que se consigue fabricar entre quince y veinte mascarillas en seis minutos”, apunta el cofundador de UR-Maker.

De las 300 impresoras que están en funcionamiento, 280 pertenecen a particulares, lo que refleja el nivel de implicación personal ante la situación de epidemia. A nivel industrial, muchas empresas del sector de la ingeniería están colaborando con sus propias impresoras, además de las donaciones de los acetatos de encuadernación de empresas como Escala y otras papelerías. Pero la participación llega a todos los ámbitos, y el educativo no se queda fuera. Colegios como Jesuitas u Obispo Blanco, de Nájera, ya emplean sus impresoras 3D para aportar su granito de arena en la lucha contra el coronavirus.

“Decidimos participar cuando nos enteramos de esta iniciativa donde gracias a la impresora 3D de la que dispone el CEIP Obispo Blanco podíamos colaborar. Al final se ha creado como una especie de red donde, mediante redes sociales, nos vamos comunicando estas noticias para que aquellos que dispongan de estas máquinas sepan que les pueden dar un buen uso”, señala el maestro de educación especial y coordinador TIC del centro, Mario Santamaría.

En su caso, la tecnología siempre ha sido su punto fuerte y se considera un ‘maker’: “Hace un par de años empecé a manejar estas impresoras 3D y por ese motivo he sido yo el encargado del centro de elaborar las piezas. Al día podré crear unas seis o siete, pero no la tengo en funcionamiento toda la jornada. Cuando están listas, las acercamos a las farmacias más próximas a nuestros domicilios y ya es el Gobierno de La Rioja, en coordinación con el Colegio Oficial de Farmacéuticos de La Rioja, quien se encarga de llevarlas al Hospital”.

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