El coronavirus no entiende de sexo, edad o raza. La epidemia nos afecta a todos, sanitariamente más a los mayores y a pacientes con otras patologías, pero las medidas excepcionales que han paralizado el país no hacen distinciones.
No se sabe de quién fue la maravillosa idea de reconocer el trabajo del personal sanitario que lucha directamente contra la pandemia a través de un aplauso diario desde los balcones, pero la iniciativa ha calado hondo de forma masiva en todo el país.
En Logroño, cada noche miles de vecinos se asoman a las ventanas y aplauden con rabia y ganas, deseando que llegue la cita del día siguiente y a la vez esperando que ese gesto se convierta en historia.
Aplausos, música, gritos, silbidos y una trompeta. La que toca cada día un joven de 13 años desde su ventana en la calle Huesca de Logroño. “Nosotros no le dijimos nada. Él tomó la iniciativa y nos dio mucha alegría verle haciendo este pequeño homenaje”, señala el padre del joven Juan Antonio Alonso.
Desde pequeño es un amante empedernido de la música. Hace percusión en el conservatorio; estudió trompeta con Javier Solano, director de la Banda Municipal de Viana, y en un futuro “quiero ser músico profesional, aunque si no se puede me esforzaría por estudiar una carrera”.
Además toca en la banda de la Cofradía de La Flagelación y hace sus pinitos con la charanga de Makoki, el Can y su grupo Vela. “Lo que más me gusta es hacer música y divertirme”, sentencia.
Mientras continúe esta campaña diaria, “voy a seguir saliendo al balcón para, con mi música, agradecer a los sanitarios y a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado que están dando todo por nosotros y para aportar mi alegría al barrio”.
Juan Antonio, como todos, cuenta las horas para que acabe este mal sueño y pueda volver a quedar con sus amigos “y ver a mi familia, sobre todo a mis abuelos para abrazarlos”. Quede el tiempo que quede para ello, ya queda un día menos.
