Crisis del Coronavirus

Los cuidados de Aurora en tiempos del coronavirus: nietos, madre y marido

La palabra conciliación lleva años sobrevolando nuestras vidas y el COVID-19 está poniendo a prueba la capacidad de apañarse de las familias. Muchos hacen lo que pueden para tener a los hijos atendidos mientras las empresas siguen trabajando y los colegios permanecen cerrados a los alumnos.

Algunos tiran de chicas que los cuidan y otros de días de vacaciones. El teletrabajo es otra de las situaciones comunes entre las empresas o la flexibilidad de horarios… pero la mayoría están optando por los abuelos. No es la mejor opción porque ellos son población de riesgo, pero la realidad es esa.

Aurora es de Rincón de Soto y su situación no es fácil. Estos días está al cargo de sus dos nietos y, desde este viernes, su marido -tiene alzheimer- ya no podrá acudir al Centro de Día, por lo que tendrá que cuidar también de su madre, de 102 años, que pasa cada quincena con uno de sus hijos.

«¿Qué vamos a hacer? No nos queda mucha más opción. Esta es una situación que no hemos vivido nunca y todos tenemos que echar una mano al de al lado», cuenta. Con los nietos, más o menos se apaña. «Se quedan durmiendo en su casa hasta tarde (viven justo enfrente) y paso de vez en cuando a ver cómo están, a ver cómo llevan los deberes… así hasta que llega su madre. Es una forma de evitar que estén en mi casa y así evitamos en buena medida los contagios», reconoce.

Para su marido, ya han comprado sus hijas deberes para que se entretenga todo el día. «Es verdad que la labor que me hacía el Centro de Día era muy importante, pero las medidas son las que son y no nos queda otra que apañarnos», dice. Resignación. Esa resignación que caracteriza a la gente de su edad, quien ha pasado por casi todo.

«Mi madre, con esa edad, está levantada como mucho tres o cuatro horas al día, el resto está en la cama… así que ella es la que menos guerra da», confiesa Aurora, quien este jueves está un poco cansada porque no ha pasado un buen día: «Me encontraba un poco pachucha y por no molestar a las hijas me he ido un momento al centro de salud. No es coronavirus. Menos mal».

Esta rinconera no recuerda haber vivido algo así nunca. «Debió ser parecido lo de la gripe española, pero entonces afectaba más a la gente joven y ahora parece que sólo afecta a los mayores o que por los menos nos afecta con más gravedad», comenta Aurora, esperando que los casos vayan remitiendo poco a poco para volver a hacer vida «más o menos normal». Está claro que su caótico orden de estos días lo lleva con mucha resignación y con una heroicidad que deja alucinada a cualquiera.

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