El Rioja

Pilar Fernández: “En el mundo del vino las mujeres estamos un poco encubiertas”

“Hay mujeres que trabajan muchísimo y siguen a la retaguardia a la hora de ver reconocido su esfuerzo. Esa visibilización, al menos en mi generación, no es tan exagerada y creo que, hoy por hoy, sigue siendo difícil”. Así define la bodeguera Pilar Fernández la situación en la que conviven mujeres y vino. “Las mujeres seguimos representando una figura un poco encubierta en el sector del vino, sobre todo en los pequeños pueblos donde todavía hay gente mayor con una mente más tradicional”, añade.

Lo cierto es que cada vez se oyen más nombres de mujeres enólogas o gerentes de bodegas que apuestan por un producto diferenciador, una “evidencia de cómo la presencia femenina en este mundo aporta muchísimo”, según destaca Fernández por su experiencia en la Bodega Fernández Eguíluz en Ábalos que dirige junto a su hermano Carlos.

“Más allá de todo el trabajo que hacemos, aportamos creatividad, sentimiento y, en mi caso, la parte romántica de recuperar y mimar el terreno y las viñas de mis abuelos como forma de homenajearles a través de los vinos”, apunta. Ella “juega” con esa historia que aporta valor al producto a través de una “visión mucho más amplia de las cosas, con una gran apertura mental para ver que el mercado busca cosas diferentes”.

Y ahí es donde entra la figura femenina. “Es necesario que nosotras cambiemos el chip y nos creamos nuestro trabajo, porque si nosotras no lo hacemos, difícilmente vamos a conseguir transmitirlo y encontrar ese reconocimiento fuera”, recalca. Una tarea en la que Fernández “poco a poco” va trabajando con esfuerzo y pasión: “Cojo mi maleta de vinos y me voy a Alicante, a Almería o donde sea a presentarlos y es ahora cuando empiezo a encontrarme a gente que detrás de los vinos me ve a mí, no a la bodega, lo que demuestra que algo estoy haciendo bien como mujer que hace el trabajo por su cuenta”.

Una profesión que le hice volver a sus raíces y de cuya decisión no se arrepiente en absoluto: “Me ha dado la posibilidad de conocer gente nueva, catar muchísimos vinos y sobre todo de demostrarme a mí misma que mi capacidad de trabajo es bestial y que no soy menos que nadie”. La palabra ’empoderamiento’ asegura que no le representa, sino que prefiere referirse a las mujeres como las que “siempre han sido poderosas”.

“No hace falta ponernos en valor porque ya lo estamos, solo tenemos que reconocerlo nosotras mismas y dar ese pasito para permitir que el resto nos sitúe donde estamos. Sí que creo que la parte masculina sigue teniendo esa parte de miedo al pensar “¿a dónde vais a llegar?”, pero estamos demostrando que a ningún sitio más allá de lo que el negocio de porque lo mío es un proyecto, no una guerra entre mujer y hombre. Siempre me ha acompañado la idea de que quiero posicionarme gracias a mi trabajo, no por ser hombre o mujer”, apunta.

 

 

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