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El ‘secreto de la eterna juventud’ de César Caneda: “Es un caso único”

César Caneda (Vitoria, 10 de mayo de 1978) es el futbolista con más partidos oficiales de Primera, Segunda y Segunda División B. Si el central de la UD Logroñés ha alcanzado tal éxito, es gracias a su dedicación total en los entrenamientos, sus descansos y sus dietas. Su estado físico es simplemente impresionante, tal y como demostró en Fadura. Jorge Domingo, director de ‘Fit Sport’, le prepara físicamente desde hace más de un año y ha explicado sus secretos en Radio Rioja Cadena SER: “Incluso sus propios compañeros me dicen que está de capacidad, de movilidad y de recuperación mucho mejor que un jugador de 20 años”.

“El trabajo que realizo con César es más mérito suyo que mío. Es un profesional como la copa de un pino y trabaja todo lo que se le manda”, afirma Domingo. Todo empezó hace más de doce meses, cuando Caneda recibió un golpe y tuvo miedo de fastidiarse el ligamento. Según explica su entrenador personal, lo que podían ser 6-8 semanas de lesión, se quedó solo en un ‘finde’. Cinco sesiones a la semana, trabajo previo de movilidad antes del partido y un día de descanso, la fórmula para mantenerse como un roble a sus casi 42 años.

Uno de los aspectos que más interesa a la hinchada es cómo llegará el ‘káiser’ a los playoff: “Viéndole cómo entrena, yo creo que llegará en unas condiciones increíbles”. En este sentido, cree que un jugador no alcanza su pico de hasta febrero: “Las pretemporadas en España son flojas y hay mucho descanso. En Estados Unidos, se hacen ‘training camps’ para entrenar fuerza máxima y potencia antes de la temporada”. Unos métodos que él intenta copiar para la preparación de sus jugadores, incluido el defensa blanquirrojo.

“Empezamos en pretemporada y realizamos unas evaluaciones globales y analíticas, para ver qué déficits motores existen”, explica. En ese sentido, remarca que todos los futbolistas pierden capacidades con el paso de sus los partidos: “Ciertos movimientos, como las rotaciones de cadera, no funcionan porque son adaptaciones al deporte”. Lo que él ofrece a sus clientes es un trabajo individualizado: “Buscamos un trabajo de mejora de ese control motor y esas posibilidades de movilidad”.

Desde luego, mal no le ha venido al vasco, que nunca ha estado más de tres semanas seguidas lesionado en toda su carrera. ¿Y cuál es la clave? Por un lado, la genética: “Le han respetado las lesiones”. Y por otro, el entrenamiento, mejorado todavía más en esta nueva etapa: “Siempre ha tenido molestias y a partir de ahora, las justas. No tiene carga muscular, dolor, no sufre nada. Intentamos ajustar al milímetro todas las cargas. No es solo genético, sino que su preparación física se lleva a una mejora de capacidades, de potencias, de recuperación. La verdad es que es un caso excepcional”.

Especialización como objetivo

El preparador físico afirma que los jugadores cada vez extienden más su carrera, ya que se preocupan en buscar trabajos más específicos: “Lo veo desde fuera, porque tengo muchos amigos y compañeros que son preparadores físicos del fútbol. Cuando buscan a profesionales externos, el trabajo es muy individualizado”. Según su punto de vista, la mayoría de preparadores físicos en los clubes realizan una atención global: “No se ahonda en los problemas de cada deportista y la idea de tener un preparador externo que controle estos parámetros es lo más adecuado”.

Parámetros como la activación, la movilidad de hombro y cadera, la estabilización, la potencia, el cambio de dirección son estudiados por Jorge Domingo: “Nosotros sabemos que entrenan, qué días tienen libres y qué días viajan o no… Por ejemplo, en estas pasadas semanas de Copa del Rey (dos días por semana), es un buen momento para realizar trabajo regenerativo y bajar las cargas de entrenamiento”.

Un trabajo que no todos los deportistas de élite llevan igual: “Si no se lo toman muy en serio, no podrán llegar tan a tope a final de temporada”. Y es que, como en muchos ámbitos de la vida, el trabajo y el esfuerzo suman una parte muy importante del futuro éxito o fracaso. Que se lo cuenten al bueno de César.

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