La Rioja

Roban más de 50 móviles en el chupinazo de Calahorra

El refrán “a río revuelto, ganancia de pescadores” habría que cambiarlo ya por “a chupinazo lleno, ganancia de ladrones”. Pasó en San Mateo en Logroño y ha pasado este sábado en Calahorra. Cayeron entre cincuenta y sesenta móviles, según las últimas cifras de la Policía Local a la espera de que este domingo empiecen a llegar las denuncias al cuartel de la Guardia Civil y de que alguno más se dé cuenta de que le falta el preciado tesoro.

Los robos han tenido lugar especialmente en el momento del lanzamiento del cohete: los chavales están amontonados, bailando y zas… llega el listo de turno y te deja sin móvil. “Esto es algo organizado y con mucha habilidad porque no es cuestión de uno o dos, estamos hablando de más de cincuenta”, explicaba la policía en el mismo momento en el que se estaban produciendo los robos.

Las primeras llamadas fueron de gente joven. Gracias a aplicaciones de algunos de ellos, la Policía Local de Calahorra ha podido saber la ubicación exacta donde se apagaron algunos de ellos: todos cerca del entorno de la calle Grande. Allí mismo incluso se han producido algunos registros. Pero nada.

En su gran mayoría son móviles de alta gama (iPhone el preferido), algunos incluso recién comprados y no sólo de calagurritanos sino también de rinconeros, aldeanos y algún autoleño. No todos fueron en el momento del chupinazo e incluso la policía se pasó por los lugares de mayor afluencia (carpa y peñas) para advertir por megafonía lo que estaba sucediendo. Los padres también advirtieron a los más jóvenes a través de WhatsApp. “A mi hijo o le cortan la mano o no le quitan el móvil”, comentaba una de las madres.

Diferentes modus operandi se llevaron a cabo. Algunos robados de los bolsillos, pero otros también de las riñoneras de los más precavidos y algunos incluso de las mismas manos de los chavales. “Estaba haciendo un selfi en el chupinazo y me lo han quitado de las manos casi sin darme cuenta”, contaba una de las jóvenes. Noches de robos, mañanas de denuncia… y también de un poquito de ibuprofeno.

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