Diversión, algarabía, desenfreno, emoción… Logroño se ha entregado este sábado al ritmo de las batucadas y al colorido del carnaval en un multitudinario desfile que ha contagiado de alegría a su paso las calles de la capital riojana. Y a todos esos epítetos hay que añadirle este año un rotundo ‘tra tra’. Porque si un nombre propio ha destacado en la gran cita carnavalera, ese ha sido el de (la) Rosalía.
Bien con su música (mayoritaria entre las comparsas), bien con sus ‘alter ego’ (un grupo la ha emulado con sus disfraces), la artista catalana ha sido la gran ‘reina’ del carnaval logroñés, en el que en la variedad de propuestas ha estado el gusto: desde el tipo ‘steam punk’ a los clásicos trogloditas, el siempre presente vino de Rioja, los ‘trolls’ y hasta un gamberro personal de aeropuerto con muchísima más actividad que la que registra Agoncillo, aunque con un similar número de vuelos cancelados. Y, cómo no, tampoco han faltado las ‘contemporáneas’ alusiones al coronavirus.
Más de una veintena de comparsas, un grupo y cinco carrozas han integrado la comitiva carnavalera, en la que han convivido elaborados disfraces con el siempre permitido (y que no nos falte) sentido crítico y mordaz. En total, más de 2.500 personas que se han afanado en entretener al público congregado a lado y lado de la calle y de arrancarle un buen puñado de sonrisas, que de eso se trata.
Los ‘locos’ años 20 han inspirado el motivo central del desfile en una tarde primaveral que ha invitado a los logroñeses a echarse a las calles y rendirse por unas horas al influjo del dios Momo. ¡Que viva el carnaval!
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