La Rioja

“Es urgente la abolición de la expresión ‘España vaciada'”

“Tesoros de la España vacía”, “La ‘España vaciada’ clama por una gran alianza contra la despoblación”, “El grito mudo de la España vacía”. Esto son algunos de los infinitos titulares que se leen o escuchan a diario cuando se habla de la situación del país.

Expresiones que para muchos deberían desaparecer sin dejar rastro. Es el caso de Ramiro Palacios, licenciado en Geografía e Historia, especializado en Turismo Cultural, Agente de Desarrollo rural y habitante de Peroblasco. “Es urgente la abolición de la expresión ‘España vacía’ o, lo que es peor, ‘España vaciada’. Primeramente, porque no es verdad. Donde otros ven vacío, mucha gente vemos recursos, tierras de cultivo, pastos, cultura, territorio, memoria, identidad, recursos naturales, bosques, ríos, personas…”.

El miedo a que se tome este concepto de manera literal hace que “seamos inexistentes, lo que sirve como excusa para llenar nuestro espacio con cualquier disparate, desde un basurero nuclear, hasta una macrogranja con más de 20.000 vacas pasando por fincas enormes que desequen los recursos hídricos o los acuíferos de la zona”. Y así lo recoge en su manual ‘Método fácil y barato para la activación del rural’.

Uno de los problemas a la hora de tratar este tema, según indica Palacios, es la idead de que “estamos frente a un problema demográfico, y no es así, el problema es geográfico”. Ramiro echa la vista atrás y sitúa el inicio del conflicto a mediados del siglo XIX con el trazado radial de las líneas de ferrocarril, el sistema de carreteras y, en general, la forma en la que se construyó el país.

La marginación de las zonas de montaña y la expulsión masiva de los campesinos durante el franquismo para aumentar los centros industriales, la construcción de pantanos, y los planes de repoblación forestal, “fue letal. Pero lo peor es que con la Democracia la situación no mejoró. La realidad actual es el resultado de todo eso”.

¿Y qué hacer pasa solucionar esto o para, por lo menos mejorarlo? Ramiro Palacios señala que todo pasa por establecer una estrategia a nivel de Estado que dibuje y diseñe una arquitectura de país diferente, que tenga en cuenta, por supuesto, la geografía pero sin dejar fuera los márgenes en materia de energía. “Obviamente esto no se hace en cuatro días ni con cuatro personas, es un trabajo que requiere esfuerzo y planificación, pero es fundamental que se lleve a cabo”.

Además, Palacios explica que existen otras pequeñas medidas a corto plazo que pueden tener un mayor impacto, en concreto, todo lo que tiene que ver con los servicios, políticas de vivienda, escuelas rurales, en definitiva decisiones en las que los servicios se adapten a la geografía y a las zonas. “Es inexplicable como todavía no hay ni una sola oficina pública por ejemplo de gestión ambiental situada en el lugar donde se encuentran los recursos”.

La modificación de la PAC es otro de los asuntos que, a juicio de Ramiro Palacios habría que revisar con el fin de activar el medio rural. “Debería democratizarse el acceso a las ayudas; vincular la percepción al potencial productivo de la explotación y condicionar su percepción a las prácticas agrarias aplicadas. Para ello son necesarios bancos de derechos públicos, que apliquen criterios de edad y género, la implantación de un techo en la percepción máxima de ayuda por explotación, la precisa evaluación de los condicionados ambientales que dan acceso a las ayudas y la utilización de la PAC como una política íntegramente agraria y rural”.

Palacios es consciente de que no es una cuestión fácil, pero sí de voluntad. “Los cambios pueden tener una mayor o menor profundidad, dependiendo de muchos factores, pero hay que moverse. Estos cuarenta años de inactividad no han servido para abordar la cuestión y evidentemente esto ha traído consecuencias. No hay recetas mágicas ni es una cuestión solo de las autoridades públicas, sino del conjunto de la sociedad, la rural y la urbana”.

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