Su pasión artística y cultural no es lo único que une a estas tres mujeres. Un día decidieron tomar un viaje sin billete de vuelta a La Rioja y plantear en unos entorno más rurales nuevas oportunidades que creasen unos espacios más atractivos y loables para sus expresiones abstractas. En definitiva, “hacer un territorio poroso y sugerente que combatan la despobalción”, tal como ha definido el precursor de la mesa redonda, Ramiro Palacios, protagonizada por estas voces femeninas este jueves en el Ateneo Riojano.
“En Munilla he encontrado mi hueco. A pesar de ser una zona tal vez poco conocida en la región, ofrece un paisaje bastante intacto en cuanto a intervención humana se refiere, es más salvaje”, ha expresado la artista alemana Marion Thieme. En esta localidad ha aprovechado una antigua y abandonada planta industrial para transformarla en su estudio de arte. Un espacio donde esta pintora se siente “afortunada por estar rodeada de tanta naturaleza inspiradora” que le ha permitido ampliar sus horizontes.
Tras más de 20 años en viviendo y exponiendo en Madrid, comprendió que la ciudad que había conocido cuando llegó por primera vez había sufrido una transformación económica total, una experiencia que define como “una huida siempre hacia delante” donde ha echado en falta un reconocimiento como artista extranjera relevante que le diera visibilidad a sus exposiciones. Un conjunto de circunstancias que la llevaron a un espacio bien distinto hace 11 años.
Aunque incide en las dificultades de exponer su arte respecto a Madrid: “Aquí en La Rioja se defienden más otros valores culturales como es el vino o la gastronomía, pero a nivel de arte contemporáneo es una zona bastante conservadora en sus gustos, aunque ya está cambiando porque cada vez hay más ferias e iniciativas interesantes”. Sin embargo, Thieme asegura que le es imposible vivir de su arte.
Dorien Jongsma, aunque afincada en la localidad burgalesa de Oña, se ha trasladado a La Rioja por motivos familiares, donde desarrolla también su faceta más artística, “de ‘A’ a ‘a’, de Ámsterdam a la aldea”, como dice ella. “Holanda es bien diferente, aquí he podido expandir mucho más mi espíritu artístico”, destaca. Una llegada a España “de pura casualidad” que le enamoró y donde ha podido crear actividades como talleres para artistas con galerías de arte e incluso albergues, todo de la mano de voluntarios internacionales.
Anguiano es el nuevo hogar de Laure Yseult, donde aterrizó hace seis años llegada de Francia, aunque ya lleva una década en la región. En este pueblo de la Rioja Alta ya es una más gracias a su participación en las asociaciones locales y su labor como animadora infantil y cultural.
