La Rioja

Once mil riojanos marchan a trabajar cada día a País Vasco y Navarra

De entre todos los desplazamientos que uno puede emprender, sin duda los más ingratos son los laborales. Cada día, desde bien temprano, las carreteras se transforman en un continuo ir y venir de vehículos cuyos ocupantes tienen una única finalidad: hacer negocio. Los ‘migrantes laborales’ no son mayoría en nuestro país, pero sí representan una cifra nada desdeñable: 630.000 personas se echaron a diario a la carretera para trabajar en una provincia diferente a la de su residencia durante el pasado año.

Así lo recogen los microdatos de la Encuesta de Población Activa, que recientemente ha puesto en orden El Confidencial. Según los mismos, el equivalente a una masa de gente similar a la que vive en Zaragoza coge el maletín, el almuerzo y marcha a trabajar a otra provincia, bien porque en la suya no encuentra empleo o porque en la otra halla condiciones más ventajosas para su negocio.

En La Rioja, nada menos que once mil personas experimentan en su carnes la emigración laboral. Para hacerse una idea, es como si todos los habitantes de Haro dejasen vacía las calles de la capital riojalteña durante las horas de estar ‘en la mina’. Bien es cierto que a los municipios riojanos acuden a diario trabajadores de localidades cercanas, pero según los datos de la EPA el número de emigrantes laborales les supera por mucho.

¿Y adónde van? Mayoritariamente a Navarra, que recibe a siete mil riojanos que fichan cada mañana en sus empresas, mientras que las compañías vascas (fundamentalmente, alavesas) se reparten los cuatro mil restantes.

Tal y como explica El Confidencial, las comunidades forales solo se ven superadas por la de Madrid en Producto Interior Bruto per cápita, gracias a su industria y a un sector servicios más productivo que en el resto de territorios. Son dos segmentos caracterizados por crear empleo de calidad y, por ende, suponen un importante foco de atracción para los trabajadores de las provincias limítrofes.

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