La Rioja

Las cicatrices de Isabel Redondo, “una gran guerrera”

Isabel Redondo, paciente oncológica

Una década pegada a la palabra cáncer, a los mensajes de ánimo, a las camillas de los hospitales y sus cables, pero también a la ilusión de seguir viva. Así ha pasado Isabel Redondo los últimos diez años. Esta vez, además, se ha llevado “el paquete completo”, como dice su oncóloga. En el diagnóstico de su tercer cáncer de mama la mastectomía y quimioterapia ya no han pasado de largo, convirtiéndose el pañuelo en su nuevo compañero de vida desde hace apenas cuatro meses.

A sus 57 años, esta riojana ya no se pregunta el porqué de su situación, sino que reflexiona sobre el ‘para qué’. “La primera vez lo recibes con estupefacción, pero ahora sé que me ha tocado para ser más fuerte, superarlo y dar testimonio, porque sigo viviendo con mis dos piernas y mis dos brazos”, destaca esta auxiliar de enfermería, un trabajo que le ha permitido tratar con pacientes como ella y aprender a gestionar las nuevas sensaciones que día a día vive “intensamente”.

“Me considero una enferma oncológica y creo que voy a vivir con ello, no es cuestión de sentirme curada o no curada porque, personalmente, cuando acabe este tratamiento no sé si estaré curada pero sí que me sentiré bien, aunque tenga que convivir con un amigo, no enemigo, recelosamente”, apunta Redondo. Se define como una “mujer real, no ideal, porque sin pecho o sin pelo, una también es mujer”.

Cada día, un reto; cada reto, una fortaleza. Este lunes ha sido algo más especial para Redondo. “Es emocionante poder elegir mi peluca, mi nueva imagen, mi identidad. Me he mirado al espejo y me he visto maravillosa, me he encantado”. Una personalidad aventurera que le ha permitido vencer, en muchas ocasiones, los momentos de caída emocional y con la que quiere ayudar a otras mujeres como ella: “Yo les puedo decir cómo se van a sentir cuando se les caiga el pelo, cuando les hagan una mastectomía o cuando vean sus cicatrices, las de unas grandes guerreras”.

Una energía gracias a la cual Redondo tampoco ha dejado atrás su afición al deporte. “Ahora hago yoga y zumba; antes corría, también en la Carrera de la Mujer de AECC. Recuerdo la de hace cuatro años, cuando estaba corriendo un domingo sabiendo que ese mismo lunes entraba en quirófano. Todos los años la he hecho así, aunque esta vez creo que la haré caminando”. Ya está en su tercer ciclo de veintiún días, a expensas de otro más para luego adentrarse en las doce etapas semanales de quimioterapia.

Los padres, “el mayor apoyo”

Redondo incide en la importancia de cómo se hable del tema para afrontar la realidad: “Mi forma de hablar de la enfermedad ayuda mucho, aunque efectivamente mis hijos, mi familia y mi entorno sufren, sobre todo, tras esta tercera vez que les produce incredulidad. Pero mi actitud positivista ya no les sorprende porque me conocen; es más, les relaja”. Un comportamiento, asegura, que debe ir acompañado de “mucho cariño y amor”.

Unos sentimientos que le han faltado por la parte parental en los últimos años. Después de que su padre falleciera durante el diagnóstico de su segundo cáncer hace cuatro años, unido también a la pérdida de un hermano también a causa de un tumor, y tras la entrada de su madre en una residencia, Redondo asegura que fue el mayor vacío. “El poder compartir con mi madre estos momentos o estar con mi padre es lo que más echo de menos, supuso la mayor carencia porque son el mayor apoyo, aunque también es una forma de evitarles este sufrimiento”, considera.

Un coste emocional pero también económico

La Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) ha presentado el informe ‘Impacto económico y social del cáncer en España’ con motivo del Día Mundial del Cáncer que se celebra este martes, donde se estima que esta enfermedad supone un coste de, al menos, 19.300 millones de euros para el país. Esto la convierte en “el problema sanitario, social y económico más importante del país donde cada años se registran cerca de 275.000 casos nuevos y ya existen entorno a 1,5 millones de pacientes”, según la asociación.

Redondo asegura que “detrás de cada ‘onco’ hay un coste económico” porque, a pesar de las ayudas sanitarias públicas, como es la financiación de algunos tipos de prótesis, la mayoría de los costes son acarreados por el propio paciente y sus familiares. En concreto, el informe de AECC apunta que el 45 por ciento del coste total del cáncer lo asumen las familias, mientras que el 55 restante corresponde al sistema sanitario. Además, entre los tipos de tumores más costosos se halla el cáncer de mama con 2.200 millones de euros, ocupando el segundo lugar por detrás del colorrectal (2.500 millones). Un gasto reflejado por la enfermedad más allá del coste emocional.

“Con el tema de las pelucas ya es demás. Si optas por una de pelo sintético, como yo, los precios suelen rondar los 400 euros, pero si te vas ya a las de pelo natural el precio se duplica o casi el triple. Hay que saber dónde comprarlas porque existe un negocio lucrativo en torno a las pelucas porque cualquier tienda o peluquería puede venderlas”, sentencia. En su caso, incide en la importancia de que sean pelucas médicas oncológicas, que se concreten todas sus características y que, “a poder ser, tengan el sello de la asociación”.

Subir