Históricamente han sido un elemento clave en la comunicación de emergencias. Los ‘millennials’ no darán crédito, pero muchos siglos antes de que existieran los teléfonos móviles los vecinos de aldeas rurales ya eran capaces de emitir y percibir mensajes concretos a varios kilómetros de distancia.
Lo hacían gracias a las campanas. Afinando mínimamente el oído, los vecinos sabían si su tañer anunciaba el fallecimiento de algún semejante, la proximidad de una misa o el fuego en las proximidades del municipio. Con el tiempo, la irrupción de otras formas de comunicarse ha relegado al lenguaje verbalizado por los campanarios a un papel residual.
Pero en los pequeños municipios riojanos, las campanas han vuelto a emitir este sábado un aviso de emergencia durante cinco largos minutos. Lo han hecho en el contexto del ‘Día de la Repoblación’, pero para anunciar una muerte simbólica: la de la vida en los pueblos. La asociación socio-cultural ‘Villa de Tormantos’ se ha sumado a esta peculiar iniciativa que alerta sobre los efectos de la ‘España vacía’ con el lema ‘Vente pa’Tormantos’.
A la una del mediodía han comenzado a doblar las campanas y uno de los pocos jóvenes que residen en el municipio ha leído un manifiesto que deja bien claro: “Cada vez que hablamos de nuestro pueblo con pesimismo, cada vez que nos quejamos sin pensar qué podemos hacer por cambiarlo, lo hacemos más pequeño”. “Entre todos vamos a seguir dando guerra”, concluía su escrito.
Para ‘alimentar’ su reivindicación, la asociación ha programado para la tarde de este sábado una chocolatada y una degustación de pinchos rurales en los bares de la localidad.
Al mismo tiempo, en Herramélluri han complementado el tañer de las campanas con la charla ‘Herramélluri a lo largo de la historia’, al tiempo que este domingo celebrarán también el Día Mundial de los Humedales, visitando el lago del municipio.
