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De clásicos y tópicos

Foto: Eduardo del Campo

Que un clásico no es un partido más es el tópico rey del fútbol. También pasa en La Rioja. Pero la realidad lo corrobora vuelta tras vuelta, da igual en La Planilla que en Las Gaunas. Da igual que sea a principio de temporada que en enero; nadie quiere perderlo, todos quieren ganarlo… y al final nadie logra el objetivo.

Los tres puntos quizás sean lo de menos. Lo importante radica en lo que uno lleva dentro, lo que está posado en las entrañas. Habla de riojanismo puro, de que mis cuñados no se mofen de mí el próximo domingo ante la lasaña de mi suegra, de que los compañeros de trabajo no vengan al día siguiente con la cantinela. Que el hermano pequeño plante cara al líder. Que el grande se mantenga ahí arriba en la cúspide del fútbol, el lugar que te permite estar a punto de dar el paso a la profesionalidad de verdad.

Así llegamos todos este domingo a Las Gaunas: con ganas de presentar credenciales ante el vecino. Unos decididos a poner distancia con los segundos (si la Cultu es buena; nosotros más), los otros intentando demostrar que el puesto que ocupan en la tabla no es casualidad. Todos deseando ofrecer una tarde de fútbol interesante. Y así fue, al menos para los que no ven sólo en los goles la belleza del fútbol.

Cada uno puso encima de la mesa sus ‘armas’. Unos menguadas, y es que no hay que olvidar que la frescura sale por la ventana cuando los minutos de juego (y son muchos estas semanas en la UD Logroñés) se aposentan en las piernas. Los otros intentando amoldarse a, otro año más, demasiados cambios en el mercado de invierno.

Y el partido fue de belleza táctica. Sin grandes filigranas, pero con un trabajo táctico muy bien realizado por los dos entrenadores y con una dosis de garra por parte de todos los que salieron al campo. Nada que ver con el que se vio en La Planilla allá por septiembre. Entonces ninguno de los dos quiso perder, esta vez los dos querían ganar. Pero Sergio y Miguel se conocen a la perfección y eso marcó el partido.

En el Calahorra (que es de lo que me toca hablar) hubo protagonistas. Roberto se asienta en Calahorra como un gran portero. Las más claras de la UD Logroñés llegaron a balón parado y en todas ellas se encontraron los de la capital con las manoplas del recién llegado a La Planilla. 

En el centro del campo Kamal fue el káiser. Cortó todo lo que pasó por su zona de control y repartió dentro de las posibilidades que daba el encuentro. El partido era rápido o lento a su menester. La poca chispa que tuvo el Calahorra salió de las botas de Jose Ramón y Chaco no se lo puso nada fácil a los centrales logroñeses. No crea peligro inminente, no nos vamos a engañar, pero trabaja como pocos.

Pero la clave de los rojillos la dio Miguel Sola en rueda de prensa. “No tenemos grandes figuras, nadie destaca sobre nadie, el peligro del Calahorra es que es un equipo y que todos trabajan para todos”. Y así es. Esa es, y no ninguna otra, el arma del equipo calagurritano, un arma que hay que volver a trabajar hasta que los nuevos se hagan al equipo.

Un clásico no es un partido más y se demostró ayer en Las Gaunas. Ahora cada uno a lo suyo. La UD Logroñés a pensar en León y el Calahorra a seguir sumando puntos hasta llegar a salvar la categoría. Después el fútbol dirá hasta dónde puede llegar este equipo.

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