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Miquel Sanchis: “Logroño es una de las ciudades más devastadas del fútbol moderno”

Fuente: SD Logroñés

Los más románticos creen que la mejor época del fútbol fueron los años ochenta y los noventa. Terrenos embarrados, jugadores con bigote, auténticas calderas como Atocha, equipos de provincia como el CD Logroñés en la élite y, sobre todo, esencia. Ni rastro de móviles, de Internet, de ‘selfies’ o de historias de Instagram. Una historia bien conocida en Logroño, donde Miquel Sanchis ha presentado su libro “Odio el fútbol moderno”, realizado en compañía de Carlos Roberto.

Ambos provienen del mismo barrio de Gandía y su objetivo es recopilar experiencias. Para ello, cuentan con un blog, una página de Facebook y planean pasar al ámbito televisivo a corto plazo.

– ¿Cuál es su objetivo al publicar este libro? ¿Cómo animaría a una persona joven, que no ha vivido ese fútbol clásico, para que lo lea?

– El libro, al igual que nuestra página de Facebook, habla de tres cosas fundamentales: nostalgia; una parte de historia, cultura y datos de aquel fútbol que nos enamoró; y también denuncia, porque no nos gusta la deriva que está tomando el fútbol. Puede servir como una ventana para abrir un poco los ojos y mirar como era anteriormente el fútbol. Romántico, cercano y sin tantos focos y mercantilización. Un fútbol de gente normal con más libertad, incluso en las gradas. Para mí es un fútbol natural, contra lo postizo que a veces parece el de ahora.

– Hablaba usted de que en las gradas antes había más libertad. ¿El qué ha cambiado?

– Se ha perseguido al aficionado normal con la excusa de las peleas de los ‘hooligans’ o ultras, que se siguen peleando fuera de los campos o incluso matando. El aficionado no se puede beber una cerveza tranquilo en la grada, mientras la élite se bebe botellas de cava en el palco, creo que es injusto. Antes se metían más instrumentos de animación (bombos) y el estadio era un lugar de libertad. Imagino que en Logroño rularían las botas de vino y ahora, eso más allá de Segunda B, imposible. Cualquier pancarta o bufanda que no sea como quiere Javier Tebas es sancionada.

– Logroño, una ciudad que ha vivido este proceso en sus carnes… ¿Cómo valora la situación actual?

– Logroño no es que sea la capital de ‘Odio al fútbol moderno’, pero tiene una historia dramática. Junto a Salamanca y Burgos es una de las ciudades más devastadas del fútbol moderno. Se acabó con un equipo del que ya solo queda el recuerdo. A partir de ahí, se han creado otras opciones y la gente se separa. Hay dos vías: una romántica y otra tradicional. Queremos ver qué sucedió y seguir el rastro del antiguo CD Logroñés y el rastro que dejó.

– El Viejo Las Gaunas, un lugar para muchas anécdotas…

– Nosotros repasamos los post que habíamos hecho sobre el Logroñés en Las Gaunas. Siempre hay algún seguidor asiduo al estadio que contaba alguna anécdota: “¡Ahí vi yo jugar a Alzamendi y a Cassiano”. Tuvimos que recortar mucho para hacer dos capítulos. Nos gustó mucho la anécdota de David Vidal con Johann Cruyff, que aparece también en el libro.

– ¿Qué es lo que más impacta de este libro?

– Tenemos un once histórico de ‘futbolistas diferentes’. Maradona, Sócrates…o algunos menos conocidos como ‘El Trinche’ Carlovich o Robin Friday. Son futbolistas con una personalidad intransferible, de los que ya no hay. Ahora parece que no sabemos nada de ellos, viven en su burbuja y no tienen esas historias, a veces dramáticas. Todos con sus pros y sus contras, como el fútbol actual.

– ¿Cuándo cree que se produjo ese cambio y se cambió la transición por la modernidad?

– Siempre decimos que el fútbol se fastidió cuando a Cañizares le cayó el bote de colonia en el Mundial de 2002, ahí empezó el fútbol metrosexual (ríe). Hablando en serio, siempre ponemos esa frontera. En los 90 comenzó la mercantilización, se obliga a los clubes a convertirse en empresas (SAD) y ese proceso explota en la década de los 2000. A partir de ahí, las aberraciones son constantes, la última, la Supercopa en Arabia Saudí. Jugaron dos equipos que no ganaron nada y encima en un país que no respeta los derechos humanos. Fueron a cobrar 120 millones del gobierno saudí, nada más.

– ¿Cómo prevé el futuro, es optimista?

– Lo soy, cada vez más gente que no pasa por ciertas cosas. Acabamos con el fútbol los lunes, hay equipos que han bloqueado propuestas de sus clubes para cambiar las rayas de sentido y poner otros colores. La gente entiende que es un negocio, pero quiere mantener las tradiciones y no quiere ‘shows’. Cada vez se crean más clubes autogestionados por socios y el futuro pasará más poder del socio y menos del empresario. Por ejemplo, el Eibar pudo surfear la obligación de convertirse en SAD para subir a Segunda. Aunque en su nombre salga la SAD, prácticamente un equipo al cien por cien de fútbol popular. Hay una ley, pero pueden jugar con los estatutos de cada club.

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