Como es tradición desde principios de diciembre, muchas ciudades europeas preparan las calles y plazas con sus mejores galas para dar la bienvenida a la Navidad.
Los lugares más turísticos y con más encanto se convierten en el escenario perfecto para “plantar” el tradicional árbol -o bola en otros casos-, decorar con un sinfín de luces, programar distintas actividades y espectáculos para los niños y no tan niños y, sobre todo, colocar los famosos y reconocidos mercados navideños.
Casetas de madera donde el público puede encontrar artesanía tradicional, artículos de decoración navideña, figuritas de cerámica y barro para el belén, libros y cuentos, gastronomía, juguetes…
Y precisamente, el Paseo del Espolón, es el lugar perfecto para que todos los logroñeses y turistas se dejen llevar por el color de las luces, el sonido de los villancicos y el olor de los dulces.
“Es un lugar muy especial, que tiene mucha afluencia de gente. Es el centro de la ciudad y a lo largo del día pasan muchas personas por aquí. Sobre todo se ven familias, entre otras cosas porque se organizan muchas actividades para los peques”, cuenta Silvia, la propietaria del taller de encuadernación artesanal Idílica.
“Aquí hay todo lo que puedas imaginar relacionado con la Navidad”, explica Elena, de Flores Canoe. “Tenemos desde la típica flor de pascua hasta los pinos, pasando por el aloe vera y el tradicional cactus de Navidad”.
Elena confiesa que el pasado año, la iniciativa tuvo mucho éxito y, este año, “estamos muy contentos porque la afluencia de gente es muy grande. Todo el mundo que se acerca se queda impresionado con la cantidad de artículos que hay, sobre todo de decoración”.
En todas las casas hay un árbol e infinidad de productos para decorarlo que, año tras año se reutilizan pero, “aunque tengas muchas cosas siempre hay algo novedoso, especial y que llama a atención, po ejemplo los farolillos, o las bolas de cristal con ángeles y campanas dentro”.
Otra de las ofertas de este mercado navideño es el de la gastronomía. Asier, de Muchachita Pastelería, señala que “es un muy buen lugar para recuperar el espíritu de la Navidad y para que los más pequeños se adentren en este mundo”.
En cuanto a la visión profesional, “es una forma original y próspera de dar a conocer los productos artesanos de La Rioja y, además, se crean vínculo y una conexión con el resto de compañeros”.
Y es que, ¿a quién no le apetece, entre compra y compra, un chocolate caliente acompañado de los mejores dulces y cupcakes artesanos?
