La Rioja

La cara oculta de los ‘superalimentos’: “La más beneficiada es la industria”

Presidente de la Asociación Alimentun, Alfonso Lacuesta

No existe una normativa oficial europea ni nacional en lo referido al concepto de ‘superalimento’ donde se aglutinen aquellos más saludables para nuestro organismo. Lo que sí está definido es el reglamento sobre declaraciones nutricionales y propiedades saludables de los alimentos, con el que se pretende garantizar la protección del consumidor y permitir elegir entre las opciones más beneficiosas que están en el mercado.

Para el presidente de la Asociación Alimentun, Alfonso Lacuesta, es importante discernir entre los ‘superalimentos’ naturales, con ciertas propiedades nutricionales, como la chía, y aquellos que son elaborados por la industria agroalimentaria mediante aditivos de vitaminas o minerales, como las leches enriquecidas con vitamina A, por ejemplo. “Lo que muchas personas no saben o nos les interesa es que estos ‘superalimentos’ naturales pueden llegar a incurrir en bastantes cuestiones de desigualdad”, advierte Lacuesta.

Y es que productos autóctonos de primera necesidad en países en vías de desarrollo han pasado a situarse como alimentos de lujo al alcance de muy pocos allá, pero accesibles en los países de occidente. Un ejemplo es la quinoa, un pseudocereal originario de la cordillera de los Andes que ya se exporta a todo el mundo gracias a la globalización. “Cuando occidente decidió ver la quinoa como un ‘superalimento’, la demanda se disparó y con ello también los precios en los países latinoamericanos”, explica el presidente de Alimentun.

En este sentido, Lacuesta apunta a que “muchos de los problemas de desnutrición que existen en estas zonas provienen de la tendencia globalizadora que ha favorecido el abandono de las dietas tradicionales e incrementado la contaminación”. Todo ello, “provoca que la más beneficiada sea la industria agroalimentaria, ante lo cual el consumidor debería ser consciente de que se trata de caprichos consumistas, ya que las cualidades nutritivas de dichos alimentos también se pueden satisfacer con productos autóctonos nacionales e incluso de La Rioja.”.

“Parches sobre parches”

Así lo considera el presidente al apuntar que “la industria juega en el filo de la legalidad, juega con la confusión y con los dobles sentidos, y juega también con la alimentación infantil”. El motivo que alega es que el beneficio que se publicita en algunos productos no lo dan estos como tal, sino las vitaminas que les ponen, porque “si se mira el producto en su conjunto tal vez no sea nada saludable y contenga grandes cantidades de azúcares, aunque los padres, psicológicamente, lo perciban como algo beneficioso para sus hijos”.

Sobre estos temas y su impacto en el medio ambiente habló este miércoles el también ingeniero técnico agrícola en el curso ‘Emergencia climática. Hacia un nuevo sistema alimentario’ celebrado en la Universidad de La Rioja. En él, Lacuesta aludió a la cadena alimentaria, del campo al consumidor, así como a los problemas sociales y de salud que existen en relación a la forma de consumo. “De momento solo se están poniendo parches sobre parches para solventar pequeños problemas en lugar de ir a la verdadera raíz”, juzga.

Lacuesta se refiere, por ejemplo, al crítico problema de ausencia de polinizadores: “Para solventarlo, lanzan al campo abejas robot que cumplan esa función sin darse cuenta que no están buscando la verdadera causa de su desaparición, sino que se preocupan de poner drones en el medio ambiente que pueden contaminar a largo plazo. Es decir, solo se mira el máximo beneficio y que los grandes lobbies hagan negocio en lugar de cambiar los sistemas”.

Desmontando mitos

Por su parte, el profesor de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Murcia, José Manuel López, no cree en el concepto de ‘superalimento’ ni de ‘superdieta’, sino en la alimentación saludable: “Se trata de lavaconciencias a través de las campañas de marketing y las etiquetas ‘sin’, ‘ayuda a tu organismo’, ‘mejora tu rendimiento’ o similares, porque ni las frutas ni verduras contienen esas aclaraciones y ya se sabe que son las más sanas”.

Mientras, no se ha demostrado oficialmente las propiedades beneficiosas de la quinoa o la chía, por ejemplo, ni la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria se ha pronunciado a favor o en contra. En este sentido, la dietista y nutricionista de Naturhouse, Camila Archina, advierte de que “ningún alimento es magia”, y comer uno de esos alimentos “no te va a hacer adelgazar o sentirte mejor, sino que la clave se encuentra en el equilibrio nutritivo”.

Por un consumo crítico

El consumo de alimentos de forma responsable, partiendo de una formación y optando por productos de temporada y de proximidad reflejan a un consumidor crítico que valora la reducción de emisiones de CO2 y la importancia de adquirir productos con los máximos nutrientes. Estas cualidades caracterizan a los denominados climarianos, quienes eligen su alimentación en función de lo que es menos perjudicial para el medio ambiente.

Lacuesta afirma que “algunas organizaciones internacionales ya reflejan como objetivos la reducción del consumo de carne y de los desperdicios alimenticios al cincuenta por ciento, y es que los consumidores de occidente se sitúan como los principales generadores de estos residuos”. En el caso de La Rioja, el nuevo Gobierno ya ha propuesto la gestión de estos desperdicios de los hogares para destinarlos a compostaje, lo cual muestra una “concienciación social”.

Sin embargo, Lacuesta considera que el reciclaje no es la solución primordial: “Antes hay que reducir el consumo para evitar tirar comida, y luego, reutilizar los productos. Después ya vendría el reciclaje. Pero, ante todo, la ‘R’ que debe prevalecer es la de ‘repensar’, reflexionar sobre cómo consumimos y hacemos las cosas para poder mejorar, porque el hiperconsumismo que se ha generado favorece el calentamiento global”.

Subir