La Rioja

Los escolares de Hormilla son los ‘Vigilantes del aire’ que respira La Rioja

Las investigaciones científicas sobre la atmósfera y sus componentes dejaron de ser cosa de profesionales. En mayo de este año el proyecto nacional ‘Vigilantes del aire‘, promovido por Ibercivis y la Fundación Española de Ciencia y Tecnología-Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, adquirió forma para acercar la ciencia a la ciudadanía de la mano de las fresas ecológicas, plantas que pueden medir la calidad del aire. Cinco mil macetas se han repartido por diferentes ciudades españolas, donde Hormilla y, en concreto, su colegio, ha sido el único emplazamiento elegido en La Rioja.

Su impulsor en el municipio riojano es el profesor de Educación Primaria Daniel Cruz, quien percibe la iniciativa como una actividad potencial a desarrollar, no solo en el centro, sino también más allá de sus aulas: “Se trata de involucrar a la ciudadanía en general en la importancia de preservar una buena calidad atmosférica, demostrando que con algo tan sencillo como son unas plantas se puede colaborar sin necesidad de grandes instrumentos”.

En concreto, Hormilla ha recibido cincuenta plantas de las cuales tan solo quince perduran en el centro, ya que el resto ha pasado a ocupar los hogares de los escolares, donde las familias se hacen cargo de sus cuidados. Con ellas se busca medir la cantidad de metales pesados en suspensión que permanecen en el aire y que también se depositan en la hojas de las propias plantas, las cuales actúan como estaciones de monitorización de la polución ambiental.

Daniel Cruz, en el patio del colegio de Hormilla con una de las plantas protagonistas

Entre las ciudades que participan en la iniciativa se encuentran Burgos, Zaragoza, A Coruña, Vitoria, Barcelona y Granada. “Al principio La Rioja no estaba entre los planes de los organizadores, así que tuvieron que atender mis insistencias de incluir en el proyecto un espacio diferente, alejado de las grandes ciudades y que pudiera mostrar una situación distinta a la que se puede hallar en lugares con altos índices de polución”, explica Cruz.

Esta investigación ambiental se encuentra todavía en fase inicial, cuando las plantas siguen en manos de los ‘científicos ciudadanos’, pero en febrero de 2020 los participantes deberán enviar las hojas al Instituto Pirenaico de Ecología en Zaragoza, donde los ‘verdaderos’ científicos analizarán la concentración de metales pesados mediante técnicas biomagnéticas. En abril se podrán conocer la información recogida en forma de datos abiertos para facilitar su acceso, y en junio se elaborará un informe con los resultados recopilados de todas las zonas.

A pesar de que La Rioja cuenta con estaciones meteorológicas que miden la calidad atmosférica, ninguna lo hace como Hormilla. Los 37 escolares, desde el primer curso de Infantil hasta el último de Primaria, “son testigos de cómo algo tan natural para ellos y a lo que están acostumbrados por vivir en un entorno rural rodeados de campo pueda servir para conocer la contaminación del aire, una especie de valor añadido por poder presumir de tener un aire muy limpio en su pueblo”, señala el profesor.

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