El descontento político se está convirtiendo en parte de nuestra cultura. Y, aunque hay muchos que tienen el voto claro, hay quienes aún dudan en acercarse el domingo a las urnas. Lógico, en parte, pues tras el debate del lunes, las dudas no hacen más que acrecentarse.
Por otro lado, encontramos países como Argentina o Bélgica que optan por ‘sancionar’ a todos sus ciudadanos que no lo hacen. Tal vez, el problema español no resida en el poco interés político de la ciudadanía, sino en la poca implicación que nos proporciona el sistema electoral.
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