CARTA AL DIRECTOR

“Si Sagasta levantara la cabeza… (o mejor no)”

Rastreo y leo con verdadero interés los (sorprendentemente escasos) comentarios aparecidos por el momento en prensa impresa y digital a propósito (o, quizá mejor, a pesar) del “evento” que bajo la denominación de ‘TARDEO (atención al neologismo) SAGASTA’ tuvo lugar en la noche del pasado jueves en los alrededores de la que, a mi juicio, debería ser una de las vías públicas más respetadas y cuidadas de Logroño, habida cuenta de la calidad del personaje a quien está dedicada, se me antoja, como mínimo.

Empatizo por completo, y aun sin conocerlos personalmente, con los vecinos de ese entorno que, hastiados de sufrir cada fin de semana (y sus prolegómenos) una avalancha de taladrantes ritmos traperos, berridos animaloides e inmundicias de todo tipo y orificio corporal, vieron (vimos) cómo, de nuevo, nos esperaba otra noche más de desvelos, con garantía de insomnios e inevitable resultado de cabreos ciudadanos. Y monumentales, claro.

Pero van apareciendo -las quejas-, afortunadamente, aún con cuentagotas. Porque, sinceramente, no se entiende que semejante situación -por reiterada- no provoque una contestación vecinal rotunda y una protesta generalizada en demanda de un mínimo respeto a quienes allí vivimos. Porque sí, señorías, en esos edificios (muchos de ellos más que centenarios y construidos con materiales “de época”), efectivamente, “vive gente” (o lo intentamos, al menos, aunque cada vez con menos ganas, lo confieso, visto lo visto). ¡Porque ya está bien, demonios!

Lo ocurrido durante la noche y posterior madrugada del pasado jueves fue, simple y llanamente, una brutalidad. Y lo fue en muchos sentidos. No voy a relatar el sinfín de detalles miserables que, por desagradables y ya denunciados, describen lo acontecido. Estoy seguro de que cualquier persona con un mínimo de sensibilidad y civismo los puede imaginar (y lo lamento por su estómago y sus nervios). Me preocupa mucho más, sin embargo, la cuestión de fondo y que, a mi juicio, tiene que ver con la idea, concepto o plan institucional que existe (¿o más bien no?) para la “dinamización” (o como lo quieran llamar) del Casco Histórico, o Antiguo o, en su devenir actual, me temo que más bien Decrépito como antesala de Difunto.

Leo los argumentos de unos (el Ayuntamiento, convertido esta vez en una suerte de ente metafísico y carente de corporeidad, al parecer, cual esquivo Mago de Oz) y otros (los organizadores de “la cosa”, estos sí con nombre, cara y discurso bien claros) en respuesta a las (escasas, insisto) protestas vecinales, y me quedo aún más perplejo, si cabe. El primero, esquivando el tiro con cintura de mal funcionario y respondiendo un sorprendente “esta iniciativa ya se ha hecho anteriormente” (¡atención al argumento, que me hace recordar el gag en el que Groucho Marx apelaba a un niño de cuatro años…!). Los segundos, contraatacando con hábiles ráfagas de “y otros más”, agilidad contestataria de guerrilla urbana y abundante metralla de argumentos de medio pelo. Vericuetos de mal(os) pagador(es), los de ambos, a mi entender.

Espero (confío, quisiera decir, pero sinceramente no me atrevo) que esta brutalidad no se repita más y que alguien (¿lo hay ahí?) con un mínimo de buen juicio y, a ser posible, con suficiente ejecutividad consistorial haga “estado de situación” y piense por un minuto (¡o medio!) en resolver la cuestión de fondo, que considero es infinitamente más compleja que autorizar un evento que sí o sí iba a provocar malestar (y no poco), pero que para eso “se vota” (y mucho). “Cuando se cierran las puertas de la justicia, se abren las de la revolución” (y cito al propio Sagasta). Pero claro, en habiendo vino… pues ya se sabe, “pa’lante con los faroles”. Veremos.

*Puedes enviar tu ‘Carta al director’ a través del correo electrónico o al WhatsApp 602262881.

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