Dos horas y cincuenta minutos de charla deberían ser más que suficientes para abordar cualquier asunto de interés. Más si cabe, cuando los encargados de rellenar ese espacio de tiempo son cinco políticos que se presentan a las elecciones generales de este domingo.
En cambio, el debate que este lunes protagonizaban Pedro Sánchez, Pablo Casado, Albert Rivera, Pablo Iglesias y Santiago Abascal se saldó sin una triste referencia (directa o indirecta) a La Rioja, la única comunidad ausente en los argumentos de los candidatos.
Para reivindicar mejores infraestructuras ferroviarias, las alusiones viajaban hacia Extremadura, adonde no llega el AVE, aunque en La Rioja tampoco destaquen los trenes por su velocidad. Para plantear el reto demográfico, sobre el tapete se ponían los nombres de provincias castellanoleonesas o aragonesas, pese a que La Rioja forma parte de la denominada ‘Serranía Celtibérica’.
Cuando Pablo Iglesias le recordaba a Pedro Sánchez que eran socios de Gobierno en seis territorios tampoco se hacía alusión expresa al pacto materializado el pasado mes de agosto. Cuando Ciudadanos proponía el mínimo de 3% de votos nacionales para obtener representación en el Congreso, entre las potenciales regiones agraviadas que citó Pedro Sánchez tampoco figuraba La Rioja…
Así se consumieron las casi tres horas de un debate atípico en las formas (los moderadores no podían preguntar a los candidatos) que quedará para el recuerdo por el atrezzo empleado por sus protagonistas y por algún que otro ‘lapsus linguae’. La Rioja existe pero no es; al menos en las referencias empleados por los candidatos en una cita que -según el CIS- influye en torno a un 7 % del electorado.
