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El elixir de la tercera juventud

Monagas, en plena concentración

Siglo XVI; un grupo de expedicionarios españoles continúa descubriendo el recién avistado continente americano, el llamado nuevo mundo. Entonces, como ahora, ya existían las ‘fake news’ y los nativos engatusaron de lo lindo a los colonizadores; con mitos como la Ciudad de Oro de Tenochtitlan (México), la Ciudad de los Césares en la Patagonia, supuestamente colmada de metales preciosos, o la joya de la corona: La Fuente de la Eterna Juventud (en la actual Florida, EEUU).

Los terratenientes del Imperio Español removieron cielo y tierra para localizar esos utópicos destinos, en lo que fue una etapa más de la interminable lucha del ser humano contra la naturaleza, que alimentada con una dosis de codicia, solo podía terminar en derrota para éste. Sin embargo, de regreso a La Rioja y a nuestro tiempo, nos topamos con una generación que parece desafiar las reglas evolutivas con bastante más tino que aquellos malogrados colonos; que todos los pueblos y civilizaciones que han existido en general. Aquellos que en la ceremonia reservada a los ganadores de las carreras llenan su cuello de preciados metales semana tras semana, a edades hasta ahora insospechadas, como si su reloj vital se hubiera detenido.

Tiremos de big data para confirmar esa sensación. Tomamos la última clasificación de una carrera tan representativa como la Entreviñedos de Cenicero para comprobar que hay de cierto en esa percepción de envejecimiento de los mejores. La media de edad de los diez primeros casi nos hace caer de la silla: 37’1 años ¡37! Lo que siempre ha sido una frontera entre carrera deportiva y retirada es ahora el punto de maduración para hacer funcionar los maquinaria a pleno rendimiento. A Becky G le gustan mayores y a los podios, parece que también.

Sin encontrar los límites a los 44

Gema Olave (1975), tercera precisamente en la última edición de esta misma prueba da buena cuenta de esta tesis. En 2014 debutó allí como corredora atenazada de miedo: “No dormí aquella noche”. Sin embargo, superado ese obstáculo, no necesitó mirar demasiado lejos para encontrar inspiración: “En el Maratón Rioja, club donde empecé a correr hay campeones nacionales en categoría veterana como Goyo Ascacibar o incluso mundiales, caso de Maru Hernaiz. Así que me dije: ¿Qué excusa tengo yo para escaquearme?”.

Ahora, con 44 velas, está en la forma de su vida y no renuncia al cuerpo a cuerpo frente a las jóvenes: “Ahora están más ocupados que antes, estudian durante más tiempo y la tecnología les distrae, así que considero que la ventaja que les
puede otorgar su edad no es tanta como en otras épocas”, reflexiona.

Olave, con la selección española veterana

Una carrera por semana, la mejor medicina

Ángel Martínez Riaño (1973), afincado en Santo Domingo de la Calzada, no encuentra el pedal de freno. Lejos de lo que pudiera pensarse, cumplir años no le ha hecho rebajar los eventos del calendario: “Mi filosofía es competir todos los fines de semana, para mí el deporte y competir son religión”. Él cree que esa focalización tan clara otorga a su generación de ‘cuarentañeros’, una definitiva ventaja: “A otras edades aún estás buscando a qué dedicar tus energías, yo sé lo que me gusta y me preparo para ello”.

Y según nos confiesa, mima su alimentación para llegar a tono cada domingo, pero no cae en la tentación de ponerse ningún objetivo grandilocuente. “Carrera a carrera”, traducción atlética del Cholo Simeone. Y de momento le funciona: es el atleta riojano que más pódiums acumuló en 2018, la friolera de 50.

Riaño se refresca en la Maratón de Logroño

Engañando al DNI

Emilio Monagas (1973), triatleta residente en Villamediana de Iregua, va un paso más allá. Cree que la edad le ha dado un plus del que carecía en su juventud: “Soy más competitivo. A los 20 ya participaba en carreras pero me conformaba con dar un paseo o simplemente con alcanzar la meta, pero un día me animaron a probarme, conocí lo que significa ganar y desde entonces no he parado”. Fruta prohibida a la que se ha hecho adicto, pese a las advertencias.

“Leí información de que a los 40 iba a bajar sensiblemente mi rendimiento, pero he comprobado por mí mismo que todo es mental. Al alcanzar ese número, en teoría maldito, he ganado más”. Los aficionados riojanos al triatlón bien lo saben, ya que ha sido el mayor exponente regional de este deporte en la última década, con más de 100 victorias por toda España. Historia que pervive: “Cuento con la ventaja de que conozco a la perfección mi cuerpo y los detalles para llegar perfecto a las citas que me interesan”.

Capaz casi de entrenar con los ojos cerrados, mantiene su foco en las competiciones multideporte pero asegura que aun sería capaz de mejorar sus marcas personales corriendo: “Se lo digo a mis seguidores y al que me quiera escuchar, todo está en la mente. La edad es sólo un número”. Discurso motivador para sus fanáticos, que son legión. 15.000 seguidores y vídeos con más de 20.0000 visualizaciones contemplan su pintoresco canal de YouTube: “Monagas te Entrena”.

Y remata con su frase favorita: “A mí lo que me gusta de verdad, es engañar año tras al año al DNI…”. Resulta inspirador ver que Emilio y esta camada han descubierto algo parecido a la Fuente de la Eterna Juventud. Ponce de León estaría orgulloso.

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