El Rioja

Se acerca el final de la vendimia

Pocas serán las parcelas que quedarán por vendimiar cuando termine esta semana. Aunque el tiempo sigue acompañando y algunos viticultores apuran los días en busca de ese plus de calidad que esperan encontrar en esta semana de octubre, la cosecha 2019 encara su recta final. A día de hoy se han cortado 375.105.399 kilos de uva entre blanca y tinta.

Ha sido una vendimia extraña porque venía rodada y ‘de libro’ en las primeras semanas de septiembre. Parecía que el adelanto sería sensible, pero las fuertes lluvias que cayeron mediado el mes interrumpieron la recogida de uva. Una vez que pasó el susto, tras unos días de reflexión y de descanso para que el campo asimilara la cantidad de agua caída, la cosecha enfiló un auténtico sprint la primera semana de octubre.

La consecuencia es que, a día 15, poca uva queda en las cepas. Viñas seleccionadas y zonas frías, lo demás prácticamente ‘ha echado el cierre’ este pasado fin de semana.

Para hacernos una idea en Rioja Oriental se han recogido en los últimos cinco días 3,5 millones de kilos de uva del total de 107.863.573. En esta subzona de la DOCa bien puede decirse que únicamente quedan por vendimiar majuelos y fincas muy concretas. Del total, la uva tinta llega a 97.217.262 kilos por 10.646.311 de blanca.

Pasando a Rioja Alta la situación, aunque con algo más de movimiento, es prácticamente equivalente. Son 181.001.893 los kilos de fruto los que han entrado en las bodegas riojalteñas, resultante del añadido de 156.539.722 kilos de tinta y 24.462.171 de uva blanca.

Tampoco puede decirse que la actividad sea frenética en Rioja Alavesa, aunque de las tres es la zona donde más se trabaja en la viña. El total recibido en sus bodegas es de 86.239.933 kilos de uva, divididos entre 78.281.292 de uva tinta y 7.958.641 de blanca.

A lo largo de toda la vendimia ha sido una constante oír a los agricultores asegurar que venía escasa. Y es cierto, aunque no tanto como podían temerse a la vista de sus declaraciones. En la cosecha 2017 se vendimiaron un total de 349.494.277 kilos, y en la 2018 se alcanzaron 485.854.620. En ésta, sin cerrar todavía, la cifra llega a 375.105.399. Juzguen ustedes mismos.

Como juzga la calidad de esta vendimia Javier Arizcuren, con todo cerrado en campo y ya trabajando en su bodega de Logroño: “Lo primero que me gustaría decir es que no se puede vender la piel del oso antes de cazarlo, que igual es lo que hemos hecho este año con las ganas que teníamos todos de una cosecha excelente. Porque además es cierto que venía de manual, pero pasan cosas en la viña. Llegaron las lluvias y algo que no se ha comentado demasiado: la polilla”.

“Yo lo comprobé ayer en el Barranco del Prado, una viña de garnacha prefiloxérica que tengo en la montaña a 765 metros, una joya. Por el clima tan cálido ha habido una incidencia mayor de la polilla. Utilizo confusión sexual, pero en las plantas que tenía pegadas a la viña de otro viticultor, ha aparecido. Este año, allá arriba tan alto, donde nunca subían, sí lo han hecho”, añade.

Arizcuren prosigue con su análisis, detallando que “de cualquier manera sigue siendo una cosecha de calidad muy alta. La cantidad de uva ha sido, al menos en mis viñas de Quel, baja, cercana a un 25-30 por ciento inferior al año pasado, lo que se ha traducido en granos muy pequeños, enorme concentración y calidad excepcional. Mucha clase en garnachas y mazuelos. Con el tempranillo en mi zona quizás ha hecho excesivo calor, pero también uva sana y buena”.

“Por resumirte mis impresiones te diré que me fui de vacaciones, cosa que el año pasado fue imposible. Te quiero decir que ha habido tranquilidad porque todo venía de cara, mucho más fácil que 2018, pero con la lección de que los pequeños detalles marcan la diferencia. Hablo de la dichosa polilla que ha podido hacer que una añada gloriosa se quede en muy buena o excelente, sin ese puntito más que hemos perdido a última hora”, concluye.

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