La Rioja

La fruta sustituye al ‘vending’ en el instituto Sagasta: “Un centro más sano y honrado”

El instituto Sagasta ha tomado este curso una decisión que implica una transformación casi tan grande como la de su sede en la Glorieta del Doctor Zubía. El pasado 11 de septiembre -tercer día de clases- los responsables del centro cortaron ‘por lo sano’ e hicieron desaparecer las máquinas de ‘vending’ para reemplazarlas por cestas de “fruta variada que nos trae Óscar, el frutero del barrio”.

Tampoco crean que la novedad fue bien recibida por todos los alumnos. “El anuncio de la medida en las recepciones realizadas a los distintos grupos de alumnos causaron más risas que preguntas”, señalan desde el Sagasta. Algunos de los interrogantes giraban en torno a quién habría tenido la brillante idea de cambiar la bollería por la fruta, pero la mayoría estaban relacionados con la metodología del nuevo sistema de ‘avituallamiento’: “¿Que puedo pagar según mi situación? ¿No hay que pagar antes para poder coger la fruta? ¿Hay que poner el dinero en un buzón? Nadie va a pagar, porque va a desaparecer la fruta y lo más seguro es que también desaparezca el buzón”.

“En resumidas cuentas, era una opción que sólo iba a ocasionar sacar lo peor del ser humano”, sostiene la dirección del centro, que considera la entrada en funcionamiento de este sistema como “un experimento sociológico muy rico en información”. Un experimento, eso sí, con final feliz. Al menos por ahora.

“El buzón sigue estando, los alumnos comen fruta y reponemos el género dos veces por semana”, indica el centro, que destaca que “hemos descubierto que les encantan las uvas pero no tanto las peras”. En cuanto a la principal duda, la de saber si los alumnos pagarían por la fruta aunque nadie vigilase el buzón, la respuesta es contundente: “No paga el 100 %, pero sí cerca de un 90 por ciento, por lo que se demuestra que estamos ante un grupo honrado”.

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