Deportes

Las lágrimas, superaciones y homenajes de la Maratón de Logroño

La mayoría de participantes en un maratón o medio maratón no compiten por ganar. Se toman la carrera con tranquilidad; intentando simplemente acabar, superar sus marcas o bien como excusa para hacer deporte rodeados de sus amigos y sus seres queridos. Este domingo, cientos de deportistas han partido del Paseo del Espolón logroñés. Jóvenes o mayores, paisanos o extranjeros, hombres o mujeres, personas con discapacidad… había hueco para todos.

Javier Loza es uno de los corredores del ‘Beer Runners’ y ha querido acordarse de Nacho Medrano, el ‘runner’ atropellado en la Cava a finales de agosto: “Hacemos esto es su honor, es amigo nuestro y me acuerdo mucho de él, el año pasado estuvo con nosotros”. Sobre su recuperación, afirma que las cosas van despacio: “Está yendo muy poco a poco, pero estamos contentos porque va mejorando”. Ataviado con una ‘roblanvera’ (bandera de La Rioja) de grandes dimensiones y un mensaje claro, “Fuerza Medrano”, ha cruzado la línea de meta con una amplia sonrisa.

Emilio Sáenz también ha expresado su satisfacción al llegar a su destino. Lo peculiar de su caso es que ha corrido con su hija en un carrito. “Esta es la tercera media maratón que hacemos ya: dos aquí y una en Vitoria. También hemos corrido muchas de 10 kilómetros”. En su caso, eligió esta forma para compatibilizar el entrenamiento con poder pasar tiempo con su hija: “No es fácil, claro, porque llevas un peso encima”.

Diferente es el caso del logroñés Rubén Cristóbal, que ha participado con la ‘handbike’ (silla de ruedas adaptada para carreras). Tuvo un accidente hace años, del que ya pasó página y está a tope. Con una gran felicidad, explica cómo correr en esas circunstancias: “Cuesta abajo se corre mejor que para arriba, pero la sensación es muy buena. El público muy bien, cuando había, porque había zonas sin nada”. Lo que sí reclama es una clasificación de su especialidad: “Participamos con corredores a pie y no tenemos referencia. Creo que este año soy el único, no se publicita la cosa”.

Mucho protagonismo riojano, vasco y navarro en las calles, pero también de atletas extranjeros, como los franceses Olivier y Cristophe. “Muy buen maratón, un recorrido muy agradable y un tiempo ideal. Es una ciudad bonita, pero pequeña”, explica el primero. El segundo se muestra más interesado por las cuestiones culinarias: “Vamos a ir a la Calle Laurel”. Tienen menú para probar y repetir.

Pero sin duda, la historia más emocionante ha sido la de Daniel Díez. Este atleta ha llegado a meta y se ha desplomado de felicidad en el suelo. Tal como lo leen, ha roto a llorar casi desconsoladamente. Tremenda escena que después ha tratado de explicar: “Es la primera maratón que hago y la número cuarenta y dos de mi padre. El hecho de cruzar la meta, no por mí sino por todas las personas que están detrás, ha sido increíble. Ellos han entrenado conmigo tres meses, seis días a la semana, hiciera el tiempo que hiciera”. Un sueño cumplido para este espigado deportista, que ya piensa en repetir.

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