No es fácil encontrar algún local de Logroño donde el vino esté malo. Las leyes del mercado ya se encargarían de inhabilitarlo por la vía rápida. En cambio, si alguien quiere marcarse algún que otro ‘postureo’ sorprendiendo a quienes le rodean con sus conocimientos sobre el vino, nunca está de más una buena clase iniciática.
Tal vez por ello, la cata urbana de estas fiestas de San Mateo, bajo el título ‘De la vid al paladar’, ha contado con una más que notable afluencia de público dispuesto a entender qué leches es eso de los taninos y los polifenoles. Mayores y pequeños (estos, como observadores), oriundos y forasteros se han implicado en un evento que rinde honores al vino en la tierra con nombre de vina y en el día grande de los sanmateos. ‘Chin chin’.
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