El Rioja

Las manos que mecen la vendimia en un meandro del río Ebro

Mediados del mes de septiembre. Comienza la vendimia en muchas bodegas de Logroño y alrededores. LAN es una de esas bodegas que, tras esperar el momento óptimo de maduración de su uva, inicia el largo y significativo camino de la vendimia.

Primera hora de la mañana, el sol calienta pero todavía se aguanta y los mayores protagonistas de esta importante fase del Rioja llegan hasta los viñedos con sus coches y tractores. A su alrededor, un espectacular escenario de 72 hectáreas rodeadas por un meandro del río Ebro, en el límite natural entre La Rioja y Álava. Un enclave privilegiado al abrigo de la sierra de Cantabria, que favorece un microclima en cada una de sus veintidós parcelas.

Los vendimiadores se calzan sus botas y se ponen sus atuendos protectores para adentrarse en los viñedos que albergan cepas de hasta sesenta años y hunden profundamente sus raíces en busca de nutrientes en un lecho del río repleto de cantos rodados.

Para estas bodegas la forma de entender la enología comienza por la viticultura. Una viticultura tradicional donde los 23 vendimiadores de esta campaña recogen la uva a mano, racimo a racimo y en pequeños cestos. Posteriormente, entregan estos en bodega y se escogen en una mesa de doble selección: primero por racimo y, a continuación, por grano.

Un riojano en vendimia

Cubo y herramientas en mano, José Gabriel Gorochategui comienza una jornada que lleva repitiendo desde hace trece años. Él se dedicaba a la construcción. “Cuando vinieron mal dadas me metí en el campo”. Es vecino de El Cortijo, lugar donde se encuentran los viñedos de LAN. “Me levanto a las siete de la mañana, desayuno con fuerza y vengo a vendimiar con alegría”, comenta.

Reconoce que el campo es duro, pero se siente orgulloso de saber que su trabajo es una parte fundamental a la hora de generar el producto. “Aquí todos somos importantes, desde el vendimiador hasta los enólogos del laboratorio, pasando por los tractoristas”.

Un rumano en vendimia

Para Daniel Stephan ésta es su décima vendimia. Nació en Rumanía, pero hace veinte años decidió venirse a España. Más concretamente a La Rioja. También vecino de El Cortijo, se casó con una riojana y entró a trabajar en Bodegas LAN. Con mucho trabajo y dedicación ha conseguido hacerse todo un experto en vino y, sobre todo, en la vendimia. “La racima no hay que cortarla, hay que cortar los racimos buenos y sanos. El color de la uva es el que te dice cuando ya está madura”.

Una portuguesa en vendimia

Paula, por su parte, es una de las pocas mujeres con las que nos cruzamos durante nuestra “jornada de vendimia”. Solo ella y otra compañera se mueven entre los otros veintiún temporeros. Ella nos cuenta que lleva veinte años en nuestra región.

Llegó desde Portugal y pronto empezó a trabajar en época de vendimia. A diferencia de sus compañeros, Paula sólo trabaja durante esta temporada en el campo. Reconoce que a veces es un trabajo duro, pero ya está acostumbrada: “Levantarse y venir a trabajar rodeada de este paisaje hace la jornada más llevadera”.

Todos coinciden en las dificultades que tiene su labor, sobre todo cuando hace mal tiempo. “Cuando viene agua, trabajar mojado es muy incómodo y retrasa mucho los tiempos establecidos”. Precisamente los horarios están totalmente controlados. Todos y cada uno de los días que dura la vendimia.

“Nos levantamos a las siete de la mañana, eso si tienes la suerte de vivir cerca, desayunamos y venimos para el campo. A media mañana, sobre las 10. horas paramos para almorzar unos veinte minutos y ya retomamos el trabajo hasta las 13.30 horas aproximadamente”, comentan

Las labores del campo, sin embargo, no paran hasta las 18 horas de la tarde cuando, cada temporero, vuelve a su ropa habitual y regresa a casa, “para pegarnos una buena ducha e intentar descansar todo lo posible”. “El campo es así: duro, pero satisfactorio”.

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