TRIBUNA

En memoria de cuatro hombres buenos

Acaban de cumplirse 80 años desde el final de nuestra última guerra fratricida y, en nuestro municipio, su memoria sigue en el olvido. Estos cuatro hombres buenos defendían la legalidad y el orden constitucional del momento, defendían la libertad y también una sociedad más justa, más solidaria; defendían sus ideas de forma legal y pacífica. Y los mataron.

Ellos son:

– Rufino Martínez Espinosa. Tenía 34 años en el verano de 1936. Estaba casado con Josefa Aidillo. Era inspector de tranvías en Bilbao. Había sido seminarista. Creía en la formación de la gente, en el estudio y la cultura como forma de sacar a su país del analfabetismo y el atraso históricos existentes. El 24 de agosto los falangistas le sacaron de la cárcel de Ojacastro, se lo llevaron y le mataron en La Degollada.

– Jesús Aurelio Jorge Jorge. Tenía 24 años en el verano del 36. Estaba soltero. Era sastre. El 24 de agosto se lo llevaron de la cárcel con Rufino Martínez y le mataron a la salida de Castañares.

– José Ollero Valle, maestro del pueblo. Tenía 32 años en el verano del 36. Casado y con dos hijos. Pertenecía a la Junta Directiva de Izquierda Republicana en Ezcaray. Todos sus alumnos, fueran del color ideológico que fueran, le han recordado con afecto, admiración y agradecimiento. “Era muy listo y muy bueno”, decía, por ejemplo, Rufino Marín. Recordaban especialmente la excursión a Bilbao que hicieron con él el 23 de junio de 1936. Le detuvieron en Ezcaray el 5 de agosto del 36, junto con su amigo Feliciano Rodrigo. No se sabe si le mataron camino de Logroño o por los Montes de Oca. Su padre, Wenceslao Ollero, alcalde de Santo Domingo por Unión Republicana, también fue asesinado.

– Feliciano Rodrigo Santamaría. Tenía 29 años en el verano del 36. Estaba soltero. Era secretario del Ayuntamiento de Ojacastro. Había trasladado hacía poco su puesto de trabajo desde Anguciana, donde le despidieron con palabras como estas: “Tenga la seguridad que aunque mucho le estimen donde vaya, nunca llegará a serlo tanto como aquí”. Le detuvieron y mataron junto a José Ollero.

Olvidemos el olvido y miremos con los ojos de la historia a estas personas. Que no sigan mirándonos desde debajo de la tierra sin vernos, sin encontrarnos. Que nos miren y les miremos desde las páginas de los periódicos, desde los escaparates de las librerías, desde los nombres de las calles, desde la historia y el tiempo recuperados, desde nuestra memoria y nuestro agradecimiento, por fin y para siempre.

 

Nota del autor:
Escrito censurado por el Ayuntamiento de Ojacastro (PP) en la revista municipal.
Al censurar este escrito, el Ayuntamiento está censurando, al mismo tiempo, al Gobierno de La Rioja (PP) que, a través del Consejo Asesor de la Memoria Histórica de La Rioja, aprobó:
– Promover el derecho de las víctimas a la verdad, a la justicia y a la reparación históricas
– Promover y alentar actos de reconocimiento municipal en la Comunidad Autónoma de La Rioja.

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