La Rioja

Lucha por partida doble

“Mi nombre es Paula Bezares, tengo 21 años y he superado una leucemia”. Así se presenta esta joven riojana después de haber vivido una pesadilla muy real. Todo comenzó hace tres años cuando Paula, apasionada de la danza y el deporte, empezó a notar en la boca un ligero sabor a sangre. Tras mirar si tenía alguna herida observó unas pequeñas manchas rojas, que, en un principio, relacionó con los brackets.

Pasados unos días, cuando la joven se preparaba para salir, descubrió la presencia de numerosos moretones en sus piernas y decidió acudir a urgencias con su padre y una amiga. Tras la atención recibida en Haro y por los síntomas que presentaba, el cuadro médico decidió derivarla al Hospital San Pedro de Logroño. Pasaba la noche y Paula se sometía a múltiples pruebas, analíticas y exploraciones mientras los moretones iban en aumento y se repartían por todo el cuerpo.

Una vez obtenidos los resultados, el hematólogo de guardia recibió a Paula y le comunicó que el recuento de neutrófilos (defensas) estaba muy por encima de lo normal y el número de plaquetas muy por debajo, así que decidieron dejarle ingresada para llevar a cabo más pruebas. Al día siguiente y tras la temida prueba de la punción medular, el diagnóstico estaba claro: leucemia mieloide aguda M3, promielocítica de alto riesgo con más de un noventa por ciento de la médula ósea dañada.

A partir de aquí Paula y su familia comenzaron un duro camino que pasaría por cuatro fases de quimioterapia con sus duras consecuencias: bajada de defensas, aislamiento, vómitos, inapetencia o pérdida del pelo. En todo este proceso, con sus altos y sus bajos, familia y amigos permanecían al lado de Paula en la planta de Hematología del Hospital San Pedro. Pero, ¿qué hubiera ocurrido si Paula, en lugar de tener 18 años, hubiera sido menor de edad?

Aquí llega la denuncia de la joven riojana. Paula sabe que de haber tenido un año menos tendría que haber sido ingresada en la Unidad Pediátrica Oncológica-Hematológica, unidad que se encarga de los pacientes menores, pero unidad inexistente en el Hospital San Pedro.

A partir de ese momento, Paula tuvo claro que, además de luchar contra su enfermedad, también lo haría para que el hospital de Logroño contara con espacios para adolescentes donde poder interactuar con gente de edades similares y así pasar esas temporadas de la mejor manera posible. Por todo ello, actualmente y ya recuperada, pide el compromiso de los políticos riojanos para que se involucren en la construcción de esta Unidad Pediátrica Oncológica-Hematológica en el Hospital de San Pedro.

Además, Paula desea que su testimonio sirva para concienciar a todas las personas que conozcan su historia de la importancia de ser donante de médula.

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