Cultura y Sociedad

Jesús Rocandio: “Las fotografías son la explicación de quién eres”

Jesús Rocandio, alma de Cámara Oscura y La Casa de la Imagen, abre su archivo y su memoria

La Casa de la Imagen es una de las grandes joyas que alberga Logroño. En pleno corazón del Casco Antiguo de la ciudad, Jesús Rocandio, su fundador, reconoce el valor de la fotografía no solo como bien artístico sino también como bien histórico, como el reflejo de toda una sociedad a través de un visor y su evolución fijada en papel de revelado.

Para hablar de los orígenes de la Casa de la Imagen, hay que remontarse a la primavera de 1982, quizá antes. A un pequeño Jesús criado en una familia dedicada a la vista: “Mi padre y dos de mis hermanos eran ópticos y mi otro hermano, oftalmólogo. Me he criado entre cristales toda la vida. Eso, más mi gusto por la luz, creo que forjó mi interés por la fotografía”, reflexiona Rocandio, quien referencia a la tienda Foto Payá y a uno de sus concursos fotográficos -en el cual se consagró ganador- como el origen de su gran vocación.

Por esta vocación abandonó sus estudios de Filosofía, otra de sus grandes inquietudes, y apostó, en esa primavera de 1982, por abrir en Logroño la galería Cámara Oscura, una de las pioneras a nivel nacional especializadas en el tratamiento de la fotografía como arte.

“Aquellos años tras el Franquismo y la posguerra había bajado mucho el nivel de la fotografía en España”, describe. La única salida con oportunidades era la fotografía social -los reportajes de boda- o el campo de la publicidad y la moda, aún pequeño y por explorar. “Aun así, ninguna de las dos me gustaba, a mí me gustaba la fotografía con valor social, cultural y artístico”.

Cuando vio el éxito que tenían las galerías y escuelas Espectrum Canon en Zaragoza, Alicante y Barcelona, financiadas por la firma Canon, se lanzó a abrir una de ellas en Logroño. Fue justo al arrancar su ilusionante proyecto cuando la firma decidió retirar su ayuda y tuvo que construir su sueño por su propia cuenta. Cámara Oscura logró ver la luz, llenando un vacío en el sector de la formación fotográfica y el arte. A día de hoy, es la segunda galería fotográfica más longeva de España.

Todo esto significó todo un acto revolucionario en una sociedad logroñesa que había superado recientemente el Franquismo y que veía con recelo los nuevos movimientos artísticos y sociales. “No fuimos bien recibidos para nada -confiesa el fotógrafo-. Logroño no estaba por la labor de que vinieran unos chicos jóvenes a abrir algo relacionado con la fotografía que no estaba dentro de su estatus”. Sin embargo, fueron los más jóvenes los que se interesaron y apoyaron Cámara Oscura, llenos de ganas de aprender.

“Era un tiempo en el que, recién salidos de una dictadura, había ganas de hacer cosas nuevas y una serie de gente que quería impulsar la ciudad, pero dentro del estatus social de arriba, no nos apoyó nadie; ni el Ayuntamiento ni ningún gobierno. Nos dijeron que no íbamos a durar ni un año”.

Jesús Rocandio con una de las cámaras de su colección. | Foto: Nuria Pajares.

Un símbolo de transgresión

En 1983, un año después del parto de Cámara Oscura y recién llegado el Partido Socialista al Ayuntamiento logroñés, nació el festival Iberpop (‘Actual’ a día de hoy) y con él el encargo a Cámara Oscura de su cartel anunciador. “El decano del Colegio de Abogados de Logroño nos puso una denuncia y nos pidió dos millones de pesetas y veinte años de inhabilitación por escándalo público e incitación a la homosexualidad”, recuerda. “Me llamó el consejero de cultura, Nacho Pérez, el actual delegado del Gobierno y me preguntó que qué había hecho, yo le respondí que el favor de su vida: El festival acababa de empezar  y ya me habían llamado de Radio Nacional, de Televisión Española, de ‘El País’… me llamaron de todos los sitios para que contara qué había pasado”.

El cartel en cuestión reflejaba a un hombre y una mujer, de cabello corto, besándose. “Ella iba vestida con una minifalda negra y unas medias verdes, pero tenía un esguince, por lo que llevaba una venda por debajo de las medias. A simple vista no se veía, pero al disparar la foto el flash penetró y fue directo a la venda e inocentemente decidimos cortar por encima de la cadera y ya está, solucionado”, explica. “Entonces, con el corte parecía que llevaba pantalones y por el pelo corto creyeron que era un hombre. Se trataba de un matrimonio amigo mío, pero a nosotros realmente nos hubiera dado igual que fueran dos hombres, dos mujeres o un hombre y una mujer”.

Cartel de la primera edición de Iberpop. | Foto: Jesús Rocandio.

Aparte de las instituciones gubernamentales, los vecinos de la zona tampoco veían, en sus orígenes, con buenos ojos la galería. Rocandio rememora como durante una temporada que se acogió una exposición del fotógrafo holandés Paul Blanca que contenía retratos de desnudos, unas señoras de la zona le pidieron que pusiera unas cortinas en las ventanas, ya que las fotos se veían desde la calle. “Me alegaron que sus hijas se paraban a mirar y yo les contesté que no se pararan, que entraran, que aquello era normal y era arte. La gente no estaba acostumbrada a eso y le chocaba muchísimo. Ese era el ambiente de la ciudad y había que luchar contra todo eso. Pero nosotros nunca flaqueamos”.

Poco a poco, Cámara Oscura sirvió no solo como escuela para muchos talentos fotográficos de Logroño, sino, también, para procurar una apertura de mentalidad en sus habitantes, que ya comenzaban a dejar atrás uno de los episodios más oscuros de su historia.

Ahora, 37 años después, Jesús Rocandio ha logrado el respeto de todo el sector fotográfico logroñés, dentro del cual ha forjado amistades muy íntimas, así como de los habitantes de la ciudad que valoran su trabajo. Y es que este amante de la fotografía se ha ido labrando una carrera más que admirable, inspirándose y rodeándose de artistas a los que veneraba llegando a acudir, incluso, al festival Les Recontres d’ Arles, el encuentro fotográfico internacional por antonomasia.

Fruto de los esfuerzos, Cámara Oscura evolucionó y creció hasta fundarse en 2007 la Casa de la Imagen en la Calle San Bartolomé, sin abandonar el Casco Antiguo logroñés que vio nacer el proyecto.

Prueba de estos 37 años de dedicación y pasión, son los más de cinco mil pupilos que han pasado por Cámara Oscura y La Casa de la Imagen. “Yo no quería dar cursillos, yo quería formar una escuela. Una escuela en la que, como cuando se va a la Universidad, se aprende no sólo en las horas lectivas, sino también en las actividades que la Universidad genera a su alrededor”, concreta, para posteriormente recordar con orgullo la gran cantidad de alumnos que acogieron en su apertura.

Escritorio de Jesús Rocandio. | Foto: Nuria Pajares

La ‘memoria’ de Logroño

El tesoro, ‘la niña bonita’ de Rocandio, es su archivo repleto de fotografías, positivos, negativos y carretes. Dos millones de artefactos fotográficos que cuentan la vida de generaciones y generaciones de logroñeses y que describen perfectamente nuestra sociedad, una verdadera lección de Historia que hace sentir más que nunca ese dicho de “Una imagen vale más que mil palabras”.

Estanterías y cajones que rebosan vida y que componen el archivo histórico más amplio de toda La Rioja, pero que, sin embargo, según afirma su dueño, se encuentra al cinco por ciento de su funcionamiento. “Viene mucha gente a preguntar por si tenemos material de una determinada época, por ejemplo la prensa para realizar un artículo de un momento histórico concreto”.

“La gente no se da cuenta de lo que vale este archivo histórico hasta que lo necesita”, se lamenta. “Imagínate que no tienes fotos de tu abuela, pero te enteras que un día se realizó fotografías en un estudio que tenemos archivado, he visto a gente llorar cuando hemos logrado dar con una foto de su abuela, o de su padre”, confiesa. “Y es que la fotografía es el último vínculo entre los vivos y los muertos. Solo hay que fijarse en las personas mayores, cada vez que pasan los años tienen más fotos de su familia, porque quieren mantener ese vínculo”.

“Las fotografías son la explicación de quién eres tú”, sentencia, citando varios hitos históricos que recoge su gran colección. “La hija de Julián Loyola, médico y un fotógrafo que nos encantaba, tenía muchos miedos después de la Guerra Civil y quemó un montón de fotografías”, relata con pena. “Y me acuerdo perfectamente de que echó a la lumbre unas fotografías de 1935 de unas mujeres libertarias de Logroño bañándose desnudas en el Ebro, pensamos que eso es de ahora, pero en el 35 había mujeres y hombres bañándose desnudos en el río todos los días, era el comienzo del nudismo,  del esperanto, de toda esa parte más abierta y universal de la sociedad. ¡Y todo eso existe y hay fotos!”, exclama emocionado.

“Ya me gustaría a mí conservar esas fotos, hubiera sido revulsivo, porque años después se ve a mujeres abrochadas hasta arriba, con velo y rezando el rosario. Si yo pongo juntas ambas imágenes entiendes lo que es un cambio social”, reflexiona. “Ese es el valor de la fotografía documental: enseñarnos quienes somos”.

Exposiciones

Este año, la Casa de la Imagen acogerá una serie de exposiciones que, como ha señalado el fotógrafo, la mitad mostrará fotografía digital y la otra mitad analógica, ya que ha habido un retorno a este método.

Asimismo, los propios alumnos también tienen  cabida en las exposiciones, con el fin de que se sometan al criterio del público.

“Solemos exponer un número parecido de mujeres que de hombres, creo que la fotografía es el campo en el que menos discriminación por género existe”, opina. “Creo que es porque la fotografía nació en el mismo momento que las primeras manifestaciones de la liberación de la mujer”, reflexiona citando como referentes en su área a Joana Biarnés y a las dos últimos miembros de la Agencia Magnum: Cristina García Rodero y Cristina de Middel.

Exposición Ordinario/Extraordinario en la Casa de la Imagen. | Foto: Nuria Pajares.

La constante en su obra

Al igual que Chillida con el espacio o Almodóvar con la España más castiza y sus referencias musicales, Rocandio señala que todos los artistas tienen una constante, que se repite en todas sus obras. La suya la tiene clara: las formas abstractas en la naturaleza.

“Me encanta la pintura romántica y Friedrich”, cuenta, explicando que, al igual que esa tendencia, cada vez se interesa por retratar más la naturaleza y menos la figura humana.

Al acabar de escuchar a Rocandio y su apasionante historia, solo hay una pregunta que se viene a la cabeza: cómo lograr la toma perfecta, esa que represente todos los valores que ha mencionado. “Que el autor esté dentro de la fotografía. Si tú no estás, si no te crees lo que disparas, no se ve nada”, -responde.

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