La Rioja

Los encantos del campo, en la ciudad

Al otro lado del Ebro, dejando el bullicio de la capital riojana de lado, los huertos de ocio pertenecientes al Ayuntamiento de Logroño ofrecen -separados en tres fases diferentes- tierra dedicada al cultivo y al autoconsumo de hortalizas. Una forma de acercar los encantos del campo sin salir de Logroño.

En la fase uno de estos huertos urbanos nos recibe Jorge Úbeda, quien muestra con orgullo los frutos que ha dado su pequeña parcela: cebollas, pimientos, alubias de Anguiano y de Buenos Aires, guindillas y sus preferidos, los tomates.

Úbeda participa por segunda vez en esta iniciativa, animado por sus familiares. “Mi sobrina hace siete años cogió una parcela, yo estaba trabajando todavía en una fábrica y me propuso cultivar con ella, no podía por falta de tiempo y le dije que cuando me jubilara ya me lo pensaría”, recuerda. “Ya me jubilé y aquí estoy, muy contento; hay mucha armonía, pasamos aquí muchas horas y almorzamos juntos”, explica este hortelano ‘tardío’.

Sin conocimientos previos, han sido los trabajadores de las 88 parcelas restantes de su fase los que han ido transmitiendo sus conocimientos. “La mejor escuela es el boca a boca”, dice agradecido, ya que “siempre hay gente que sabe más que tú y te aconseja, preguntas dudas y están dispuestos a ayudar”. “Ahora que es mi segunda vez, la gente nueva que ha entrado este año también me pregunta y yo les ayudo dentro de mis conocimientos”, explica.

Estas 89 parcelas funcionan en régimen de autogestión, y cómo explica Úbeda, no se puede utilizar toda la tierra para cultivar un único producto. Asimismo, como establecieron en sus normas para el mantenimiento de la zona que a cada agricultor le corresponde la limpieza y cuidado del metro y medio de terreno que rodea su parcela.

La cara amarga del campo

Y como en el campo nadie manda más que ‘el Astro’, este agricultor urbano asegura haber tenido dificultades dadas las altas temperaturas registradas hace dos semanas: “El calor nos fastidió las alubias, la flor se cayó”, explica. “Ahora, con más calma, aunque parece que vuelve a hacer calor, se ve la mata llena de flores”, dice apartando las hojas para mostrar su producto. “En dos días estarán listas para recoger”.

Sin embargo, no ha sido el tiempo, la única dificultad a la que han tenido que hacer frente estos jornaleros. “Hemos sufrido muchos robos, en esta temporada cogen, sobre todo, tomates, que ya han madurado”, lamenta Úbeda a la par que ha señalado que no han denunciado la situación.

Tanto Jorge Úbeda como el resto de los agricultores arrancan su jornada muy temprano. Por ello, a las once de la mañana y con el sol haciendo imposible continuar con la labranza todos se reúnen alrededor de una mesa a la sombra de un árbol para almorzar, nada menos, unas pochas recién recogidas por uno de sus compañeros. Los encantos de la vida rural, a escasos minutos del centro de Logroño.

[aesop_gallery id=”117603″ revealfx=”off” overlay_revealfx=”off”]

Subir