La Rioja

“El Camino de Santiago es un viaje hacia el interior de uno mismo”

Día de Santiago en el albergue de Logroño | Foto: Amaya Garrido

Pan en forma de concha y una pequeña botella de vino: el obsequio otorgado este jueves a los peregrinos en el Albergue de Logroño (calle Ruavieja) con motivo del día de Santiago Apóstol. Las elevadas temperaturas eran las responsables del panorama previo al reparto del manjar: cansados caminantes sentados en el patio, abanicándose y refrescando los pies en la fuente.

En el interior, un matrimonio de hospitaleros llegados de Valencia, Pepi y José, se preparan para la distribución. “Hemos preparado un total de 68 raciones, las mismas que camas hay en el albergue”, explican.

Día de Santiago en el albergue de Logroño | Foto: Amaya Garrido

El matrimonio, con cinco años de experiencia con peregrinos, ha tratado con gente de todas partes del globo. “Aquí llega gente desde Corea, Italia, Francia, Australia, América del Sur… de todo el mundo”, enumera Pepi. Eso sí, entendiéndose por señas. “Aunque siempre pregunto a algún peregrino si sabe inglés y le pido que traduzca”, añade. “Bueno, yo estoy aprendiendo ahora inglés”, señala José.

La Asociación Riojana de Amigos del Camino de Santiago lleva atendiendo en este albergue a los caminantes durante cincuenta años, según explica Pepi, el paso de estos por Logroño dura menos de un día, “excepto cuando están enfermos que se suelen quedar aquí dos”.

Amistades forjadas en el Camino

Esperando al pan y el vino, se encuentran dos jóvenes: Seo Hangyeol y Marvin Fürl. El primero viene de Corea del Norte. El segundo, de Alemania. El Camino ha cruzado sus vidas. “Hace muchísimo calor”, lamenta en inglés Seo, quien realiza el Camino por segunda vez en su vida. Para este problema, su amigo Marvin toma ciertas medidas para hacerlo más llevadero.

Día de Santiago en el albergue de Logroño | Foto: Amaya Garrido

“Procuro beber más de dos litros de agua y me retiro a dormir a las cinco de la tarde, así a las cinco y media de la mañana comienzo a caminar”, comenta en inglés, idioma en el que ambos se expresan con este medio.

Su parte favorita del Camino lo tienen claro: Pamplona. “Es una ciudad grande, llena de historia y cultura”, señala Seo. “Y tiene un estadio muy grande y un Casco Viejo precioso”, añade Marvin. Ambos tienen planeado pasar un día en Logroño y han calculado que en aproximadamente un mes ya habrán llegado a Santiago de Compostela.

Al otro lado del patio, se encuentran Mario y Héctor, dos peregrinos españoles. Héctor, por un lado, comenzó el Camino hace tiempo y lo ha retomado este año desde Estella, mientras que Mario ha iniciado su andadura al otro lado de la frontera y viene desde Saint Jean Pied de Port.

“Faltan más pilares marañones”

“Ahora acabo de volver del hospital porque se han infectado dos ampollas que tengo en el pie”, lamenta Mario: “Pasaré dos días aquí para descansar”.

“Me ha atendido una mujer de la asociación que ha sido un encanto: Pilar Marañón. Faltan más ‘pilares marañones’ porque somos un montón de peregrinos y hay poco altruismo”, ha agradecido el joven.

Día de Santiago en el albergue de Logroño | Foto: Amaya Garrido

“Ves muchos paisajes, monumentos y patrimonio, pero con lo que me quedo de esta experiencia es con la gente que se conoce y con la meta del Camino en sí misma”, señala Héctor. “En una sociedad que va muy rápido, en la que hay muchos agobios, es genial el llegar y sentir que lo has conseguido”.

“Voy a decir algo que es muy bonito, que lo guardaba para Instagram, pero no soy muy dado al postureo en redes sociales”, confiesa Mario: “El Camino de Santiago es un viaje que no se puede vender en ninguna agencia de viajes porque es un viaje hacia uno mismo”.

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