San Bernabé tocaba a su fin. Tras un intenso día del patrón en el centro de Logroño, los trabajadores del mercado que ocupa varias calles del corazón de la capital riojana comenzaban a recoger sus bártulos. Alrededor de la medianoche, un pequeño alboroto rompe la tranquilidad de una ciudad que ya comienza a dormitar.
Una mujer ha creado un pequeño escándalo en un bar cercano a la Biblioteca de La Rioja a modo de señuelo y, en ese momento, ‘vuelan’ varios objetos personales de uno de los puestos del mercado. El encargado de la caseta, al darse cuenta de lo sucedido, sale a toda prisa por la calle Portales. Le ha desaparecido la cartera. Vistas las personas implicadas en el presunto robo, consigue atrapar a una de ellas y avisar a la policía.
En el lugar de los hechos, junto a la heladería DellaSera, se personan entonces dos patrullas de la Policía Nacional y un coche de la Policía Local de Logroño. En medio del alboroto, identifican a tres personas como las presuntas autoras y les llaman por su nombre de pila. Son viejos conocidos de los agentes porque suelen tener problemas frecuentes con la justicia debido a delitos similares.
Tras preguntarles insistentemente el lugar donde han depositado la cartera al verse sorprendidos por la presunta víctima del robo, esta continúa sin aparecer. Alcantarillas, contenedores, macetas, locales cerrados… los agentes buscan por las inmediaciones, pero no dan con ella. Y las tres personas -un hombre y dos mujeres- retenidas no sueltan prenda pese a que saben que van a dormir en comisaría.
Pasada más de media hora de búsqueda, las patrullas tiran la toalla y se llevan a estos individuos detenidos. Les tocará dormir en el calabozo, aunque no parecían estar muy preocupados.
