San Bernabé

Los últimos banderazos de Cuca: mujeres asesinadas, los niños y la Cofradía del Pez

Banderazos con aroma a despedida. A falta de sólo cuatro días para abandonar el cargo de alcaldesa de Logroño, Cuca Gamarra ha cumplido con una de las tradiciones más bonitas que tiene la capital riojana. En el día del patrón, la primera edil ha dado sus últimos banderazos en el arco de San Bernabé, Cuatro Cantones y el Muro del Revellín.

Primer banderazo: para las mil mujeres asesinadas por violencia de género.

“En 1521, una sociedad unida luchó contra el asedio: hombres y mujeres, jóvenes y no tan jóvenes, unidos. Hoy, en el año 2019, son mil las mujeres que han muerto en los últimos dieciséis años en España víctimas de la violencia de género. Que esa misma unidad que la sociedad tuvo en Logroño en 1521 sea la que nos haga combatir esa lacra. Ni una menos en esa sociedad que debe seguir avanzando. Por esas mil mujeres, gritad conmigo que viva San Bernabé y que viva Logroño”.

Segundo banderazo: a los niños de Logroño.

“En 1521, todos los logroñeses, en la puerta de Cuatro Cantones defendieron el futuro de la ciudad, defendían la libertad. Con ese propósito de futuro y de libertad, brindemos este banderazo a todos los niños de la ciudad de Logroño, que son la base de nuestro futuro. Les debemos proteger y garantizar el futuro próspero que merecen del mismo modo que En 1521 los logroñeses fueron capaces de garantizar at doos que pudiéramos vivir en libertad.

Tercer banderazo: a la Cofradía del Pez

“Logroño camina hacia el 2021, nuestro V Centenario. Quinientos años de solidaridad, de unidad, de cohesión social. Cohesión social que, cuando hablamos de nuestras tradiciones es hablar del pan, el pez y el vino. Es hablar de la bondad, de la alegría y del esfuerzo de los logroñeses, como bien hemos recordado hoy. Este tercer banderazo está dedicado a una de las instituciones que ha velado a lo largo de estos quinientos años por esta tradición: la Cofradía del Pez”.

Como anécdota, un espontáneo ha jaleado a la alcaldesa en las Murallas del Revellín, al grito: “Dale, que esta es la última”.

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