La Rioja

¡Que no falte el dulce! De festejos en Logroño por el Ramadán

El Ramadán suena a sacrificio, a empatizar con el que no tiene, a no comer durante el día, a cultura musulmana, al ‘Tarawih’ (el rezo nocturno del Corán fraccionado)… Pero no solo se limita a eso también es una “oportunidad de depurarse, de dedicarte al desarrollo interior, de vaciarte de lo material”, subraya Marian Aretio, miembro de la comunidad musulmana de La Rioja que se estima que está compuesta por 18.100 personas en la región. Lo dice con un vaso de limonada con menta en la mano. Está de celebraciones, es la fiesta del Ramadán, que terminó este lunes.

En la estación de autobuses, junto a la sede de Asociación de Trabajadores Inmigrantes Marroquíes (ATIM), las familias han llevado comida y bebida: arroz, dulces, dátiles, té, limonada… “¡Que no falte el dulce, es obligatorio! Es sinónimo de alegría”, destaca Fida Hussaim, presidente de la Asociación Pakistaní en La Rioja. Este profesor de universidad en Pakistán aglutina tres carreras universitarias: Ciencias Políticas, Inglés e Historia. “Después de 18 años soy casi cien por cien de aquí. Sentimos que es nuestra casa”, reconoce, el líder de un colectivo que solo en Logroño suma 3.000 pakistaníes.

“El Ramadán es un sentimiento, una lección que nos da la religión para que empaticemos con quien pasa necesidad, hambre…”, añade Hussaim. Pasados los sacrificios -desde el 5 de mayo hasta el 3 de junio-, ahora es tiempo de celebraciones, “es como la Navidad para los cristianos o como la Semana Santa”, recalcan Aretio y Hussaim.

Y en esa fiesta, además de la comida, no han faltado los ‘tatuajes’ de henna, los juegos tradicionales y también el toque del siglo XXI: un ‘photocall’ con forma de foto de Instagram. Porque todo evoluciona: los hábitos, las modas y también los sentimientos de pertenencia. “Somos todos riojanos, aunque de ascendencia… marroquí, argelina, pakistaní, etc.”, concluye Aretio.

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