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No era el día de Alejandro, tampoco de que ganara el Náxara

La Salera no es lugar para medias tintas. Todo se vive de forma intensa: el calor, el frío, los colores se sienten como en pocos sitios, la felicidad, el sufrimiento, cada acercamiento al área parece la ocasión de sus vidas… Y un playoff, por mucho que en Nájera ya empiecen a acostumbrarse a disfrutarlo, es una cita extraordinaria que moviliza a la capital del reino.

Nadie se lo quiere perder. Nadie, ni siquiera quienes están a punto de dar a luz, como María. Alejandro está llamando a las puertas de la vida -oficialmente el 10 de junio- pero eso no es razón para faltar a la vuelta de la primera ronda del playoff, contra la Mutilvera.

Su futura hermanita, Claudia, con la camiseta blanquiazul, no para: aplaude los cánticos de la afición, le da a la bolsa de palomitas… Y cuando llega el tanto de Orodea, en el minuto 23, le pilla con las manos en la masa: comiendo chorizo a dos carrillos. Y se cae La Salera, se podía haber caído varias veces antes: con Orodea como principal protagonista -en el 12 y en el 15-, pero el portero López también ha querido su momento de gloria. Como en Mutilva hace una semana.

Con el 1-0 en el marcador María respira tranquila por un ratito. Es socia del Náxara. “A Pamplona no me atreví, pero hoy me he animado”. Pasión najerina, se llama. A su lado varias aficionadas del Mutilvera, de las pocas que han venido, le dan consejos: “yo hasta el último momento de mi embarazo fui al fútbol”. ‘Comadreo nivel playoff’.

Pasan los minutos, hay confianza en los locales, pero claro, hasta el rabo todo es toro y en el minuto psicológico, en el 43, una jugada rápida del Multivera deja en silencio La Salera: Jakoisti remata a gol en el segundo palo sin que Raúl pueda evitar el tanto que acelera su despedida de los terrenos de juego. Vuelta a empezar, pero con un resultado que clasifica a los navarros.

Tras el descanso todos a sus puestos, incluso María con su estado de buena esperanza, a la que casi roza un balonazo y se hace el silencio entre la gente de su alrededor. “¿Y si te pones de parto?”, le preguntan sus compañeras de sitio. Sonríe.

Cada jugada es una alegría y un sufrimiento. Sobre todo cuando Madero la cruza desde la derecha y otra vez López atrapa (minuto 48) o cuando La Salera canta gol, en el 54, pero el remate de cabeza de Pablo se va al lateral de la red navarra… Y sigue subiendo la intensidad. Aparece Javi Martínez para asustar a López con dos tiros, pero nada. ¡Uy, tras uy! Pase precioso con el exterior del Adrián y Orodea remata arriba cuando todos estaban cantando el gol -minuto 62-.

Y en la grada a lo suyo: navarras y najerinas comentando cada situación, sufriendo, aplaudiendo… En el fondo tienen una historia de un reino en común. Debe ser eso lo que les hace animarse de unas a otras.

Ni Miguel en el 88, lanzándola arriba, ni el público empujando cada carrera de sus chicos, como si fuera cosa suya. Pero ni unos ni otros han hecho el gol que se necesitaba para seguir soñando con hacer de Nájera un Reino de Segunda B.

Hoy no era el día de que llegara Alejandro. Tampoco de pasar a la siguiente ronda, a pesar de las múltiples ocasiones del equipo de Ochoa en La Salera, y en Mutilva, y de que en la grada se ganó allí y se ha arrasado en Nájera. Pero… así es el fútbol y los playoff, todo o nada. Hoy, nada.

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