La Rioja

Poli bueno, poli malo: Guardia Civil y Policía, premiados por los periodistas riojanos

El responsable de la Oficina Periférica de Comunicación de la Guardia Civil, Miguel Ángel Sáez, y el jefe de Gabinete y Protocolo de la Policía Nacional, Javier Labrador, han recibido este lunes el Premio Gran Reserva y Fuera de Denominación 2019, que reconocen el mayor y menor acierto, respectivamente, con el que las fuentes facilitan la labor de los periodistas.

La presidenta de la Asociación, Ana Castellanos, ha entregado las portadas del Primera Plana en nombre de los 326 periodistas que integran el colectivo y que decidieron los ganadores por votación secreta y a dos vueltas.

El humor, especialmente reseñable el de Javier Labrador que ha encajado el ‘recado’ con gran deportividad, ha sido la tónica del desayuno informativo celebrado en la Casa de los Periodistas.

Poli bueno

En su galardón Gran Reserva, los informadores riojanos han destacado de Miguel Ángel Sáez que “como buen agente de seguridad siempre va armado. Raudo y veloz, aparece por la redacción y saca del maletero la chaqueta de su uniforme recién planchada, por si el periodista le pide una declaración”.

“Miguel Ángel ha sabido y sabe ser el actor principal de esa obra de teatro. Muchas veces es un drama, porque no nos puede contar el argumento para no afectar a las investigaciones de la Guardia Civil; otras es un amable relato de cómo la benemérita ayuda a la sociedad por ejemplo cuando se lanza a explicar por las aulas los riesgos de consumir drogas o las redes sociales, y otras es el conductor que nos lleva y nos ayuda en los actos institucionales y protocolarios del cuerpo”, añade la glosa del portavoz de la Guardia Civil en la región.

Poli malo

Respecto a su ‘antítesis’, los periodistas riojanos han destacado de Javier Labrador que “el inspector no es de gatillo fácil, tampoco de verbo fluido. Telefónica, con usted, estaría pidiendo ayudas en la ADER”.

“Póngase en situación: un asesino en serie suel- to por las calles de la ciudad. Un tipo que actúa de madrugada y que no deja rastro que permita, siquiera, establecer una hipótesis de trabajo. En ese particular y apocalíptico escenario siempre hay dos opciones: reconocer lo evidente o ne- gar la mayor. Asumir que el asesino existe y que continúa suelto al acecho de su próxima vícti- ma o, como hacen los chiquillos, cerrar los ojos para que el monstruo del armario desaparezca. Y es que, regresando a nuestros días, aquí en demasiadas ocasiones nunca pasa nada: “¿Jack? ¿El Destripador, dices? Pues, oye, que no me suena de nada. Un bulo del wasap…””, apunta el galardón Fuera de Denominación que ha recibido este lunes el portavoz de la Policía Nacional.

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