La Rioja

34 kilómetros: la distancia entre la antigua vida de Lalo y su reto vital

La nueva vida de Lalo solo dista físicamente de la anterior en 34 kilómetros, los que separan Logroño de Soto en Cameros. Pero el giro es casi de 180 grados. La serpenteante carretera que une la capital riojana con la puerta del Camero Viejo es también la que une la anterior vida de este riojano de adopción con la actual.

“Soy de los que sufrió los efectos de la crisis. Trabajaba en fábrica y cerró”, recuerda, este nuevo ‘soteño’ de 53 años. También tiene experiencia en hostelería y ahora buscaba un lugar donde comenzar nueva etapa. Así se enteró de la posibilidad de gestionar el albergue ‘Las Huellas de Cameros’, que iban a dejar Merche y Carlos. “Son instalaciones de propiedad municipal y hemos llegado a un acuerdo”.

Y la puesta de largo ha llegado este fin de semana, con la inauguración oficial (amenizada por varias actuaciones en acústico de Maica Ramírez e Israel). Aunque el gran debut será la Semana Santa. “Esa será la prueba de fuego, sin duda, ya tenemos el albergue prácticamente lleno”, reconoce.

Reinauguración del albergue ‘Las Huellas de Cameros’ este sábado, en Soto, con Lalo.

Con capacidad para 50 huéspedes en la zona del albergue, las instalaciones cuentan también con bar y restaurante, aunque este todavía no lo ha puesto en marcha. “De momento vamos a ir cogiéndole la dinámica al alojamiento y al bar y en unos días se podrá disfrutar de la cocina tradicional, con productos locales y de temporada, que ofrecerá el comedor”, admite Lalo.

Sin conexión previa con Soto, el cambio se presenta notable en su vida… ¿Ya le han llamado loco? “No (ríe), me han dado muchos ánimos. Estoy muy ilusionado. Además, la casa en sí misma -donde voy a vivir- transmite paz, magia, armonía, y eso es un valor como atractivo turístico, como lugar de descanso, de encanto rural”, subraya.

Y es que el traslado vital de Lalo no lo ha hecho a cualquier lugar, sino a una casa con casi 250 años, levantada en 1773. “Fue un antiguo hospital, luego una fábrica textil y hace unos veinte años se convirtió en albergue”, cuenta. Ahora empieza una nueva época, en especial para Lalo.

La música ha sido protagonista en la fiesta de bienvenida de Lalo.

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