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Frustración ofensiva

Foto: Eduardo del Campo

En el minuto 8, Pablo Bobadilla tendría que haber festejado su gol. Pero no. Y en el minuto 9, Marcos André el que le tocaba a él, pero tampoco. En el minuto 27, el turno le había tocado Rubén Martínez, que esperaba en la frontal del área pequeña para, a bote pronto, marcar ante Iturrioz por entre sus piernas. Pues tampoco. Rayco ha debido celebrar en el minuto 35 con un remate de cabeza tan picado como poco ajustado que el meta vizcaíno ha sacado de forma desordenada pero efectiva. En el 40, Iturrioz ya había quedado fuera de la jugada, por eso Ñoño ha debido marcar. Pero su disparo lo ha repelido hacia afuera la cepa del poste derecho del fondo de sur de Las Gaunas, que en esta ocasión estaba cerrado a la alegría. En el minuto 72 el palo se lo ha vuelto a impedir a Marcos André, y en el rechace, el línea ha visto un fuera de juego inexistente de Rayco, que ha marcado a puerta vacía en el rechace. Mikel habilitaba la posición del canario. Y en el 79, Pedrito ha caído derribado en falta dentro del área tras dos buenos gestos técnicos. Penalti claro que debería haber acabado en gol.

Es decir, una, dos, tres, cuatro, cinco, seis y siete ocasiones para haber ganado un partido que se ha cerrado con empate a cero. Frustración ofensiva para un equipo que venía de tener tres en Urritxe y marcar dos, y no ha logrado en siete hacer al menos una en su propio estadio. Cosas del fútbol.

Cosas del fútbol, como que un empate es sin duda un paso atrás en la disputa por acabar en segunda posición. Ha ganado el Mirandés, así que empatar a poco en casa sabe a eso, a poco. Pero en las cosas que tiene el fútbol, también permite observar que un paso atrás hacia arriba puede ser un paso hacia adelante cuando se mira a los que en principio vienen por detrás. El Barakaldo y la Real B han perdido en sus canchas ante Sporting B y Amorebieta, respectivamente, y el Oviedo Vetusta sigue empatando contra casi todos. Así que mal de muchos…

Tras este empate a nada, el playoff queda prácticamente asegurado, y será cuestión de afinar la puntería para saber si a este plantilla le dará para ser segunda a final del curso. Porque este empate a nada, también deja una reflexión importante: que los jugadores y el cuerpo técnico están dispuestos a darlo todo para al menos intentar superar al Mirandés.

Lo han demostrado en la gestión de una frustración ofensiva que puede acabar con la paciencia de cualquiera, salvo de este colectivo que sufrió tanto al principio de temporada que ahora asimila con naturalidad pequeños fracasos como el de este domingo. Cuando se está realmente mal, tras superar una situación límite, como que uno aprende a valorar los buenos momentos, y ahora la UD Logroñés se maneja en una cómoda tercera posición. La posibilidad de una temporada absolutamente fracasada parece más lejana jornada tras jornada.

Esta plantilla ha demostrado este domingo que quiere ser segunda, si es que le salen las cosas, es decir, si marca alguna de las muchas que tiene en la portería contraria. Varios ejemplos: han saltado al terreno de juego para ganar por la vía rápida, como la semana pasada en Urritxe. Tres claras para antes de la media hora de encuentro. Eso es tener hambre. Otro asunto es saber elegir bien el menú.

Y otra prueba que constata las ganas de este equipo por lograr nuevas fronteras es que se ha lanzado sin miramientos y a partir del minuto 70 a por la victoria definitiva. Sabido es que en Segunda B lo de 90 minutos perfectos es una quimera como cualquiera otra. Hay que tener hambre para afrontar veinte minutos finales con un Pedrito que ha salido desde el banquillo, a gran altura, para agitar más si cabe un partido de ida y vuelta.

En estos últimos veinte minutos, la UD Logroñés ha mandado un balón al palo, ha visto cómo le anulaba el colegio un gol claro de Rayco, y cómo no ha señalado un penalti evidente sobre Pedrito, que antes del final ha puesto un balón a la cabeza de Olaetxea que ha atajado Iturrioz, y otro disparo raso desde la frontal que también ha sabido cazar el meta vizcaíno.

Acciones suficientes como para haber ganado el encuentro mucho antes el día que Miguel Martínez de Corta ha celebrado su partido número 200 en la Unión Deportiva Logroñés. En seis temporadas (llegó a petición de Raúl Llona) ha sumado 192 partidos en liga, seis en playoff de ascenso y dos en Copa del Rey. Le sale a 33 encuentros por campaña. No está mal es asunto. A Miguel, algo más nervioso de lo habitual, le ha dado para mantener un día más la portería a cero y seguir optando a ser el ‘Zamora’ a final de temporada. En dos ocasiones ha quedado en segunda posición de este premio individual. Quizás a la tercera vaya la vencida, tanto en lo individual como en lo colectivo.

 

FICHA:

UD Logroñés: Miguel; Juan Iglesias, Candea, Bobadilla, Paredes; Andy, Carles Salvador; Rubén Martínez (Pedrito, m. 57), Rayco (Ousama, m. 84), Ñoño (Olaetxea, m. 65); y Marcos André.

SD Leioa: Iturrioz; Morcillo, Córdoba, Juaristi, Mikel, Magdaleno; Garai, Egiluz (Crespo, m. 89); Luariz (Cortés, m. 76), Yurrebaso e Dieng (Fran Sota, m. 59).

Goles: No hubo.

Árbitro: Gálvez Rascón, de colegio madrileño. Amonestó a Bobadilla y Pedrito; y al visitante Juaristi.

Incidencias: 3.002 espectadores en Las Gaunas. Tarde primaveral. Césped en buen estado.

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