La Rioja

Menudo es mi padre: distintas maneras de paternidad

Para cada uno su padre es único: con lo bueno y con lo malo. Porque solo a un padre se le permiten ciertos consejos y también ciertos piropos. Así que si hablamos de tipos de padres, habría casi tantos como personas. Pero sí que es cierto que hay algunas tipologías más específicas, por su idiosincrasia, y sobre ello ha versado en el ‘Encuentro Clandestino’ de NueveCuatroUno y Wine Fandango. Y es que ante la cercanía del Día del Padre, festividad de San José, el próximo martes día 19, hablamos de paternidad, con sus distintas formas: monoparental, con adopción internacional, con gestación subrogada y con adopción nacional.

Y qué mejor opción para dirigir la conversación que con un padre, Daniel Ortiz, periodista, con una niña pequeña, Lucía. “¿Cómo llegaseis a la paternidad?”. Pregunta obligada para ubicarse. “Vine de Argentina a La Rioja con una beca, tengo familia aquí, en 2002, y al año de aterrizar en España vino mi entonces pareja y decidimos buscar un hijo”. Así llegó a la vida de Álex Binda -cámara y realizador de televisión-, su hija Carolina, que ahora tiene 15 años. Desde hace un tiempo toda la atención sobre la chica recae sobre él, la madre no está en la región.

“El tópico de que te cambia la vida es así, es una realidad. Dejas de tener lo de antes y empiezas a hacer cosas que no pensabas que iba a hacer”, admite Binda.

A Ángel Sánchez, empresario de agencia de comunicación, le encontró la paternidad casi cuando ya no la esperaba. “Estaba muy volcado en el trabajo, pero apareció la mujer que hoy es mi mujer y todo cambió: mi tren de tener familia había pasado y volvió a aparecer”, explica y surgió la noticia: “Cristina me dijo que estaba en un proceso de adopción monoparental, internacional, y nos fuimos a Etiopía”, relata. Amanuel, que es como se llama el ya joven -18 años-, tenía en realidad ocho años cuando lo trajeron, aunque les habían dicho que tenía seis. Ahora él, junto a su mujer, hace vida en Bilbao y Ángel a medio camino. “Intento pasar todo el tiempo que puedo con ellos”.

Con una paternidad más bien tardía e imprevista, Ángel admite que “echas en falta los años que no estuve con él antes, él llega con una mochila” y va más allá. “Al principio tenía mucha sensación de culpabilidad: no sentía nada; recuerdo que jugué con él al fútbol el primer día, me hizo tres caños, pero yo estaba impasible”. Todo ha cambiado mucho desde aquel momento: “A día de hoy, es al revés, mi dependencia de mi hijo es total”.

Un caso un tanto diferente es el de Luis Vicente, responsable de la firma Coches y Cunas. “En 2005 nos casamos. Mi mujer tiene una enfermedad genética del riñón, pero queríamos ser padres, aunque no transmitirle la enfermedad a nuestro hijo”. Así que buscaron el primera opción: un embrión manipulado genéticamente. Ese tratamiento no salió bien y además le produjo a ella una evolución de su problema renal más rápida, teniendo que empezar con el diálisis.

El plan b fue buscar adopción, en paralelo, nacional (para la que el plazo no se sabía) y la internacional, en Etiopía, donde les habían dicho que en un año y medio más o menos podía ser. “Pagamos y nos fueron dando largas… Así, ocho años sin adopción internacional y de la adopción nacional tampoco sabíamos nada”.

Así que recurrieron a la opción C: gestación subrogada en uno de los países donde es legal hacerlo, Ucrania. Y ahí lo consiguieron. Hoy su hija tiene dos años y medio. Pero querían seguir formando una familia, y se plantearon de nuevo la adopción nacional, renovaron los trámites y cuando estaban a punto de volver a un segundo retoño por gestación subrogada, hace un año y medio, les llamaron para decirles que había un niño de dos meses. “Nos dieron una semana para pensárnoslo. Les dijimos que no había nada que pensar, que por nosotros en ese instante”.

De esta manera Luis pasó en dos años de no tener hijos a tener dos. “Cuando me dieron a la niña sentí más responsabilidad que alegría”, admite. Ahora le toca repartirse el tiempo y multiplicarse, pero está encantado.

Ángel Sánchez, Luis Vicente y Ález Binda.

Y con todas estas circunstancias… ¿Han tenido que padecer comentarios a sus formas de paternidad? “Yo no lo escondo, lo trato con normalidad y mi hija sabe que es de Kiev”, expresa Luis. “Mucha gente te dice cosas como ‘le has dado una nueva vida’, yo pienso que ha sido al revés”, asegura Ángel.

También sale el tema del racismo. Ángel sabe bien de qué habla, le tocó vivirlo desde el primer momento con su hijo en el colegio, y han sido más veces posteriormente: “Hay un racismo larvado en nuestra sociedad”. “Cuando saben que estás mirando para adoptar en Etiopía oyes comentarios como, ¿por qué no adoptas en Rusia, para que sea blanco como nosotros?”, admite Luis.

Pero hablando de paternidad también salen otros temas: conciliación, reparto de tareas, el papel del hombre y la mujer… “Yo admito que mi mujer se ha llevado la peor parte, porque es la que más ha estado con nuestro hijo y la adolescencia es complicada. Pero en nuestra concepción, la pareja diferentes roles: cada uno ha adquirido un papel en la educación del hijo. Nos casamos con casi 50 años, y eso ya nos marcó”, apunta Ángel y añade: “Es un tema cultural pero que cada vez espero que sea más posible, aunque para ello se necesitan medidas, empresariales, gubernamentales, etc. La educación nos ha hecho desear y buscar cada vez más ese equilibrio familiar”.

“Mi mujer no trabaja fuera de casa y pasa más tiempo con ellos, pero yo estoy deseando terminar para ir a casa con mis hijos; hoy, de hecho, es una excepción”, sonríe, Luis. Sobre el hecho de que sea la mujer la que más renuncie a su plano laboral, este reconoce que habría que estudiar por qué es eso. “Se suele decir que se queda la mujer en casa porque cobra menos… ya, pero también es por el sentimiento social de la sociedad, que recae más sobre la mujer esa responsabilidad”, subraya, quien por su negocio de complementos de niños y bebés, es “el que primero me entero de los embarazos”; “queda mucho por avanzar”, “cuando se tenga el 50% del conciliación podremos hablar de igualdad”.

Defensor de legalizar la gestación subrogada en España, dentro de unos cauces, “porque creo que la libertad es buena para todos”, Luis cree que si no se tienen más hijos es por el concepto de comodidad que se tiene. Álex, sin embargo, cree que hay varias causas: la conciliación complicada, lo económico… “Muchos de los que no quieren tener hijos es cuestión de dinero; las parejas ahora se piensan mucho el tener hijos por una cuestión económica. Es evidente que si hay un deseo fuerte de familia se puede llevar a cabo, pero hay aspectos que a algunas personas le frenan”, opina.

“¿O es cuestión de las expectativas de cada pareja que quieren todo?”, le demanda Luis. Ángel también se une al argumento: “Estamos acostumbrados a vivir bien y un hijo hace que cambien las cosas. En mi caso fue pura inconsciencia… Se suele tener muchas expectativas respecto al hijo, ahora ya con que apruebe el recreo, con que sea feliz”.

Y llega la reflexión final, ¿compensa ser padre, qué han ganado? “Con la paternidad he sentado la cabeza, he visto que tener un hijo por el medio que sea es algo indescriptible, nada comparable. Te cambia todo el mundo”, reconoce Alejandro. “He ganado más responsabilidad, tú eres el que le va a dar valores y le va a orientar. También soy más expresivo y afectivo: a un hijo, en mi caso hija, le dices cosas que nunca habías dicho, vives diciéndole cosas bonitas, hasta los 12 años, luego ya (ríe) la adolescencia es diferente. Pero en un cómputo general: es positivo totalmente”.

Ángel es tajante: “Mi hijo me ha dado mucho más de lo que yo le he dado. Me ha dado una experiencias vitales brutales, y un cambio en la escala vital de valores: me he reseteado”. Luis, se une a la idea: “Me gustaba mucho ir al cine; ahora ni me acuerdo desde cuándo no voy, pero prefiero estar con mis hijos, lo que quiero es ir a casa para estar con mis hijos…”. Casi hemos tenido que sacar el babero para estos padres orgullosos, porque la paternidad solo entiende de sentimiento.

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