La Rioja

“No hay palabras para agradecer la ayuda de Anguciana hacia mi madre”

En Anguciana, la familia de Reme vive a mitad de camino de la frustración y la euforia. La anciana, de 76 años de edad, iba a ser desahuciada este jueves de la vivienda donde reside (de la que su hijastro es el titular), después de que la moratoria de Servicios Sociales quedase sin efecto al alquilar su familia un apartamento.

En cambio, el clamor popular impidió que los funcionarios de Justicia pudieran llevar a efecto el desalojo y Reme podrá seguir viviendo en su casa, en la que ha dado a luz a algunos de sus hijos. Al menos, hasta que el juzgado vuelva a reactivar el lanzamiento hipotecario.

“Nunca imaginé lo que hemos vivido esta semana, cómo los vecinos del pueblo y gente llegada desde muchos sitios diferentes se han volcado para impedir el desahucio”, señala Ana Rosa Ballugera, una de las hijas de Reme, quien asegura emocionada que “darle las gracias a mi pueblo sería quedarse muy, muy cortos; estoy tremendamente orgullosa de ser de Anguciana, porque no hay palabras para describir algo así”.

Ana Rosa relata que cuando los representantes del juzgado dieron por frustrado el intento de desahucio “nos quedamos toda la familia en el interior de la casa y se hizo un gran silencio”. “Estábamos tremendamente felices por que todo hubiera terminado, pero también somos conscientes de que volverán a intentar el desalojo”, añade.

El momento más emotivo

Al menos, la familia se congratula de haber ganado un tiempo “que tenemos que aprovechar para reflexionar y preparar a nuestra madre de otro posible desahucio”. De entre los momentos más emotivos que dejó este jueves en Anguciana, la hija de Reme destaca uno sobre el resto: “Mi hermano fue uno de los que más resistencia opuso y  avanzó que la próxima vez que vengan a desahuciar a mi madre entregará las llaves a los funcionarios, pero todos los vecinos que estaban en la puerta empezaron a exclamar que nada de eso, que Reme se queda en su casa”.

Por último, Ana Rosa Ballugera insiste en que el propietario de la vivienda (su hermanastro) “actúa por venganza” y lamenta que “en todo este tiempo no hayamos tenido la oportunidad de hablar cara a cara y que nos explique por qué insiste en hacerle daño a mi madre”.

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