La lluvia ha marcado este 2018, meteorológicamente hablando. Pero, ¿hasta qué punto ha sido así? Según datos recogidos en las veinte estaciones ubicadas en distintas localidades de la región, del Gobierno de La Rioja, este año que cuenta los días para finalizar está a punto de convertirse en del paraguas en La Rioja, al menos del último lustro.
Y es que, a falta de 15 días para que concluya diciembre, ya ronda los 9.000 milímetros de agua de lluvia (o litros por metro cuadrado), y se aproxima a superar 2014 y 2013 cuando se sobrepasó ligeramente esa cifra.
Analizando 2018 por meses, abril ha hecho bueno el refrán de «aguas mil», con 1.434 litros caídos por metro cuadrado, rompiendo la tendencia de los años precedentes. Le sigue mayo, con 1.156, y aportan también gran cantidad de precipitación al acumulado junio y julio. Por todos es recordado lo lluvioso que fue el final de la primavera y el inicio del verano, que marcó el devenir de la agricultura, en especial en lo referido al viñedo. Ahí es cuando comenzaron a surgir las alertas de posibles enfermedades por la humedad, que han traído de cabeza a agricultores y bodegueros.
Sin embargo, tras julio, agosto, con 51 mm, ha sido estrepitosamente seco. Septiembre tuvo momentos clave, como la gran tormenta en plenas fiestas mateas, que es, sin duda, un buen ejemplo de lo padecido este año: precipitaciones torrenciales, muy acumuladas en poco tiempo, como también ocurrió en la primera quincena de julio.
Así pues, si todo continúa como aparenta y como anuncian las previsiones, 2018 podrá considerarse como el año del paraguas en La Rioja, de los últimos tiempos.
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