La Rioja

Una vida tejida a mano

Estíbaliz Sáenz de Urturi. 43 años. Logroño. Tejedora y creativa de moda textil

Reportaje fotográfico: Clara Larrea ©

Sin saberlo, algo unía su vida ‘prevista’ con lo que realmente ha acabado siendo su ocupación: los materiales naturales. Así dicho no aclara mucho el retrato de Estíbaliz Sáenz de Urturi (42 años, Logroño), titulada en Ingeniería Técnica Agrícola, hoy artesana tejedora. Pero como si de un ovillo de hilo se tratara, será cuestión de ir tirando de él.

Todo comienza por su nombre, que es parte del cariz de su vida: parece vasca, pero es riojana (aunque con algunas raíces alavesas). Sigue por su ocupación: se dedica a la moda sostenible y ella admite que no sigue las modas. Y continúa por su formación: es ingeniera pero se guía más por el ingenio y por la creatividad que por los sistemas cuadriculados.

Sus inicios fueron en el mundo agrario, para el que se había preparado: trabajo de campo, estudios para organizaciones agrarias, etc. Pero llegó un punto de inflexión, hace 15 años, con la llamada de la maternidad. “Quería una actividad que me permitiera también la crianza”, recalca.

Así que, con ese trasfondo de conciliación, descubrió lo que es hoy su profesión, de la que vive y con la que sobre todo disfruta: artesana de moda textil sostenible.

“Conecté enseguida con Marian San Martín y juntas fuimos gestando Artelar, hace más de diez años”

Sin embargo, uno no se cae un día de la cama y dice “voy a tejer”. No. No fue, al menos, su caso. En esa búsqueda de su camino topó con la hermana de una amiga, Marian San Martín. Ella, riojana también, venía de Canarias, donde había aprendido técnicas con telares manuales; le enseñó el sistema y juntas emprendieron la aventura ‘Artelar, espacio textil creativo’.

“Conectamos enseguida y fuimos gestando Artelar. Empezamos en Entrena, en 2007/2008, y fuimos evolucionando”, explica Estíbaliz. Poco a poco ampliaron su catálogo de productos, comenzaron a organizar talleres en sus instalaciones y a impartir clases, como ahora en la Universidad Popular de Logroño (UPL), e intensificaron su presencia en ferias.

 

“Llegué a esto por casualidad pero es muy creativo, divertido y me ha permitido compatibilizarlo con la crianza”, admite la tejedora. “La hija mayor, Irene, nació antes, hace 15 años; la pequeña, Ruth, de diez, dentro ya de Artelar, y la verdad es que más inquieta y pone más interés en lo de tejer. Se nota que lo ha mamado”, ríe.

Pero Artelar dio un giro en 2014: a Marian le surgió otro proyecto que no pudo compaginar con la artesanía textil y se quedó Estíbaliz sola al frente. Fue ese el momento en el que trasladó el taller de Entrena a Varea. Hoy su día a día se organiza por las mañanas en el taller preparando piezas y por la tarde en los cursos. También forma parte de la tienda ART4, en Ezcaray, junto a otros dos artesanos.

“La gente viene, me cuenta su idea y yo trato de plasmarla y darle mi toque”

Somos testigos de su creatividad en primera persona, en su taller acoge muy diversas piezas: desde sombreros y gorros, chales, pañuelos, cuellos, mantitas de bebés, ponchos, estolas de lana, bufandas o fulares a complementos de ceremonia, como tocados o alpargatas personalizadas para novias.

“La gente viene, me cuenta su idea y yo trato de plasmarla y darle mi toque”, dice, al tiempo que subraya que “todas las piezas son diferentes y utilizo materiales 100% naturales, como lanas, fieltro, lino, algodón, etc.; y tintes naturales como Shibori…”.

En cuanto a las técnicas, predominan los telares manuales, que tienen un notable trabajo previo a colocar la urdimbre (los hilos de tejidos en el telar), pero también el ganchillo o incluso la pintura en seda, una de las últimas en añadir a su repertorio.

Y es que a su manera, a Estíbaliz le gusta ir incluyendo ‘novedades’ y crear piezas singulares, como por ejemplo la chaqueta-bufanda: que puedes llevarla de chaqueta, bufanda e incluso chal. Otra de las curiosidades es la bisutería textil, “que funciona muy bien en la venta”, otra forma ingeniosa de aprovechar los trozos de tejidos. Este es precisamente uno de los paradigmas que está tratando de asumir en su concepto de Artelar: reciclaje de tejidos y hacer prendas todavía más sostenibles.

No en vano, forma parte del colectivo ‘Moda sostenible La Rioja’, un espacio donde se reflexiona sobre el consumo, la forma de elaborar las prendas que vestimos. “La moda es la segunda industria que más contamina después de la petrolera por el consumo de agua y de tintes”, recalca Estíbaliz.

Pero si algo caracteriza a esta logroñesa es su inquietud por evolucionar. Su siguiente reto: aprender patronaje y costura para poder elaborar otro tipo de prendas, como abrigos de fieltro, etc. “No me imaginaba que iba a dedicar al mundo textil”, concluye. Nosotras tampoco nos imaginábamos que en este retrato íbamos a descubrir una ‘mentira’ del mítico cuento de la Bella Durmiente: “Lo de que se pinchó con el huso de la rueca es mentira: no tiene aguja, el huso es de madera”, cuenta Estíbaliz. Hemos llegado al final del ovillo…

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