La Rioja

Día de reencuentros y de recuerdos en el Cementerio de Logroño

NueveCuatroUno recorre el Cementerio de Logroño en este Día de Todos los Santos

Mezcla de sensaciones. Recorrer el cementerio de Logroño en un día como este 1 de noviembre, Todos Los Santos, deja múltiples percepciones: familias, personas solitarias, miradas perdidas, tristeza e incluso alguna que otra que otra sonrisa al reencontrarse.

Lo que durante el resto del año es un lugar de silencio, este jueves, sobre todo en torno al mediodía, lo ha sido de cierto bullicio. No es El Espolón, pero las riadas de gente son continuas. Y en ese recorrido, que ha hecho NueveCuatroUno, distintas imágenes se agolpan: quien no encuentra el nicho de su ser querido; la zona de la ampliación de nichos y columbarios cada vez más poblada de gente; los de última hora limpiando las lápidas; los mayores, bastón en mano, andando con una ligereza similar a la que tuvieron hace un tiempo…

Y entre tanto, también hay tiempo para ser testigo de tradiciones, sobre todo, las de las familias de etnia gitana. De todos es sabido su devoción y respeto por el concepto de familia y por venerar a sus antepasados. Así que son los que, sin duda, se llevan la palma en cuanto a número de personas y en lo espectaculares que son sus adornos florales. Algunos impresionan. Y no son visitas de escasos minutos. Perduran, se reencuentran con sus seres queridos durante un buen rato.

En el otro lado están las tumbas vacías. Más de las que uno piensa encontrar. Sin un atisbo de familiares que la han visitado. Y ahí surgen las cuestiones y reflexiones… Porque dicen que uno muere cuando lo olvidan; algunos han muerto definitivamente.

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