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Luz para Sergio

Leslie soplaba en la cara de Sergio Rodríguez hace quince días. Fue hace dos semanas cuando este huracán que amenaza la península puso al técnico riojano en el disparadero. Así que en Las Gaunas se están viviendo lo que se intuyen son los últimos coletazos de una tormenta que por un momento se observó como perfecta. Y hay quien todavía no está por la labor de perdonar la imperfección habitual de un equipo de Segunda B. Por eso, para el cuarto de hora ya había algún que otro silbido recorriendo el graderío de Las Gaunas; vientos que volvieron a castigar al equipo en la recta final del partido, cuando cansados, estresados y agobiados, los jugadores sudaban tinta china para defender lo que ha sido una nueva victoria, pírrica, sufrida, incómoda… pero una victoria al fin al cabo para sumar siete puntos de los últimos nueve. Con diez puntos, los riojanos ya están en mitad de tabla y ven algo más de luz al final del túnel.

Luz para un Sergio Rodríguez que respira con algo más de tranquilidad. Que sin revanchismo ninguno, a buen seguro está noche descansará sabiendo que los suyos siguen al frente de su estrategia anticrisis. Víctor López, ovacionado por la grada en su cambio después de ser uno de los mejores en la primera parte. Juan Iglesias, despedido con la grada de Las Gaunas en pie reconociendo el esfuerzo de otro de los jóvenes de Sergio Rodríguez. Y finalmente, la irrupción de Bobadilla, un chico de Nájera que se ha hecho futbolista del primer equipo en medio del fuego cruzado. Acertado hace quince días en su debut contra el Real Unión, excelente hace una semana en Lezama cuerpeando con Villalibre, y esta tarde imperial en defensa ante Gabarre y compañía y añadiendo a su registro un gol que ilumina el camino de la voluntad de un Sergio Rodríguez valiente para sentar a los fichajes y poner en escena a jóvenes con la único intención de ir a muerte en todas las jugadas (mientras dure el físico).

El gol de Bobadilla es la puesta en escena de un plan perfecto, ni escrito adrede. Ha roto la puerta del vestuario tras dos años de trabajo silencioso, con una cesión fallida al Izarra y con la voluntad de aquel que sabe que esto del fútbol se trata en cierta forma de dar todo lo que se tiene en todo momento: sin más. Y de repente llega el premio. Que es más que un gol en el minuto 46 de la primera parte tras un buen remate al larguero de Marcos André. El premio de Bobadilla es correr todo el campo tras marcar y darle un golpe en el pecho a Sergio Rodríguez, que con felicidad máxima recibía ese gesto con profunda satisfacción. Ha sido la imagen del partido, y hasta el momento, por su significado, de la temporada.

Así que el equipo se presentará en Santander con mucho que ganar y poco que perder, con la cabeza un poco más despejada y para saber si los fichajes, los llamados a ser importantes a largo plazo están en disposición de salir al Sardinero a competir como si fuera el último partido de sus vidas, que es como están jugando Víctor López, Juan Iglesias, Marcos André, Olaetxea o Bobadilla, entre otros. Ñoño, Ander Vitoria, Santamaría, Borja Sánchez, Bijimine… La pelota está en su tejado. Si responden, entonces sí, este equipo estará en disposición de ganar y quizás de convencer a una grada descreída como hacía tiempo, sin ganas de perdonar a nadie, salvo a estos cuatro jóvenes que se dejan la piel en cada lance para seguir iluminando el oscuro camino por el que se está manejando Sergio Rodríguez.

Ficha técnica

UD Logroñés: Miguel, Juan Iglesias (Santamaría, 84′), Flaño, Caneda, Bobadilla, Andy, Víctor López (Remón, 62′), Carles Salvador, Marcos André, Olaetxea, Rubén Martínez (Ñoño, 70′)

Tudelano: Pagola, Meseguer, Lalaguna, Iñaki, Adán (Arellano, 70′), Ardanaz, Vega, Zamorano (Tepa, 45′), Royo, Gabarre, Soto (Vélez, 82′)

Goles: 1-0, minuto 47, Bobadilla

Árbitro: Godia Solé (catalán). Ha mostrado tarjeta amarilla a los locales Bobadilla y Ñoño y a los visitantes Vega, Iñaki y Lalaguna.

Incidencias: 2.730 espectadores en Las Gaunas, según la cifra dada por la UD Logroñés. Se ha guardado un minuto de silencio en memoria de los fallecidos en las tormentas de Mallorca.

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