El Rioja

La vendimia en familia: una práctica de siempre al modo del siglo XXI

La vendimia siempre ha tenido un halo de actividad familiar: un momento en el que todo el mundo arrimaba el hombro, literalmente, para proceder a cosechar la uva que se había ido criando durante el año. Los mayores de la familia andaban con el foco en la dura tarea de cortar uva y cargar cunachos y los más jóvenes corriendo entre las cepas y entre tanto aportando su granito de arena cortando algún racimo también. Y luego a almorzar. El instante más esperado por todos: comer en el campo tras una intensa labor, donde todo sabe exquisito.

Ahora, como todo, las cosas han cambiado notablemente. La vendimia hace tiempo que es diferente: un proceso sistematizado, que cuando se realiza manualmente se lleva a cabo por cuadrillas contratadas y en los casos en los que se ejecuta con máquinas pues, como bien se presupone, es la vendimiadora la protagonista y algunas personas, pero nada de índole familiar.

Y en este contexto uno se topa con una ‘Vendimia en familia’ que, cuando menos, despierta curiosidad. ¿De qué se trata lo que propone Bodegas Franco Españolas, por cuarta temporada? Qué mejor que comprobarlo in situ. En el hall de la logroñesa bodega espera un nutrido grupo de familias, que en total, superan la cuarentena de personas. Se respira cierto nerviosismo entre los más pequeños. “¿Y qué tenemos qué hacer?, ¿y dónde estás las uvas?, ¿y…?”. Se atropellan las preguntas de hijos a padres. Y en casi todos los casos se repite la respuesta: “Tranquilo/a, ahora nos lo explicará la chica”.

Venidos en su mayoría de Madrid y el País Vasco, los pequeños están ansiosos por ver de dónde sale el mosto y practicar la vendimia. Los padres, encantados de ver el entusiasmo de sus hijos, casi todos viviendo la experiencia por primera vez, también, y muchos inmortalizando cada instante con sus teléfonos móviles.

Así llegó este fin de semana el momento en el que Eva, la encargada de dirigir la ‘Vendimia en familia’ dio las pautas y condujo a la comitiva hasta el viñedo, de corte experimental, que la bodega de la firma Bordón, tiene en la parte trasera de sus instalaciones. “Esto es un ‘corquete’, con lo que tradicionalmente se ha cortado la uva, pero a vosotros os toca con tijeras infantiles”, indicaba.

Después, en cajas de madera, y casi como si tratara de una prueba cronometrada en la que gana quien más cantidad recolecta en menos tiempo, los niños, y los padres tras ellos, se lanzaron a recolectar uva tinta y blanca. Eso sí, sin mezclar. Hay conceptos que no es posible saltarse ni siquiera en experiencias lúdicas, como la de esta ‘Vendimia en familia’ y esa separación es una de ellas.

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Una vez llenados varios carritos con sus cajas de madera apiladas, llegó el turno de preparar los barreños: vaciando los racimos en ellas. Previa limpieza de los pies, manguerazo incluido, los chavales fueron entrando, por parejas, en los barreños y deshaciendo los granos como antaño se hacía, a golpe de pisada. “Uy, qué frío, pincha…”, decía alguno, pero todos con la misma cara de entusiasmo y felicidad. Todo nuevo para ellos, que no son de regiones vitivinícolas. Algún padre y madre también se lanzó a vivir la experiencia.

Almuerzo y cata, experiencia completa

Pero, como en todo trabajo, se necesitaba reponer fuerzas con una recompensa gastronómica, porque no podría recrearse una tarea agrícola sin un premio: el almuerzo, que en el caso de los mayores estuvo regado por el tinto de Bordón y, sobre todo, impulsado por el buen tiempo, por el Talla Diamante blanco, 75% viura y 25% chardonnay.

Aunque quedaba el momento clave: la cata del caldo gestado entre todos. “¿A qué os sabe el blanco?”. Y ahí los ‘menudos’ catadores se miraban y alguno se lanzó a opinar. “¿A piña?”. Otros torcían el morro. Entonces tocó probar el mosto tinto y las caras cambiaron. “¿Y este a qué os sabe?”, cuestionó Eva, de Franco Españolas, a los peques. “A mí a cereza”, “sí, a mí como a mora”. Y lo clavaron. “Efectivamente, en estos momentos iniciales los matices son a frutos rojos, a frutas del bosque…”.

Después, visita a las instalaciones de la bodega logroñesa para los padres, con cata incluida, y juegos en la ‘enoludoteca’ para los niños. Pero sobre todo un montón de experiencias vividas en tierras riojanas, como bien atestiguan las imágenes recogidas por los smartphones. Vendimia, en familia, del siglo XXI. Los tiempos cambian.

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