La Rioja

El olivo riojano, con buenas previsiones, pero en alerta por repilo y mosca

*ARTÍCULO REALIZADO EN COLABORACIÓN CON ACEITE DE LA RIOJA

Suele decirse que nunca llueve a gusto de todos, pero este año, excepto en las fuertes tormentas de principios de julio, ha llovido a gusto de la mayoría. En el caso del olivo, como en la mayor parte de los cultivos, después de las campañas anteriores era casi tan necesaria el agua como el respirar. Pero todo en exceso puede traer problemas. Así que tras los excesos de julio cabe preguntarse cómo está hoy la producción de olivo en La Rioja.

“En conjunto, estamos contentos por cómo va el año, ya que las previsiones para la cosecha son buenas. Además, la oliva está gorda y de calidad, si bien su desarrollo es irregular y no todas las fincas están igual, pero en computo general estamos en plazos de desarrollo. Hay algunas zonas concretas con afecciones por la lluvia y piedra pero se compensarán con el calibre de este año”, explica Carmen Carreras, técnico del Consejo Regulador de la DOP Aceite de La Rioja.

Entre las zonas con daños por las tormentas y el granizo se encuentran, por ejemplo, cultivos de las localidades cercanas a la capital riojana, sobre todo Rioja Media. “En La Rioja Alta el proceso de cuajado es más tardío que en La Rioja Baja , por eso, aunque había mucha flor, no ha habido tanto cuajado como se estimaba ya que en algunas zonas coincidieron con las lluvias de julio”, añade Carreras.

En el caso de La Rioja Baja “hay bastante producción, después de dos cosechas con mucha sequía”, precisa la técnico del Consejo Regulador de la DOP Aceite de La Rioja. ¿Será un año de récord? “La mejor campaña fue la 2015-16, veremos cómo es la actual”, admite. Aunque sí que apunta un detalle esperanzador: “la lluvia de este año no solo será positiva para la presente cosecha, también para la que viene, porque el campo tiene buenas condiciones de agua”.

Buen año, pero con riesgos sanitarios

Sin embargo, a pesar de las buenas sensaciones de la DOP Aceite de La Rioja, en el campo siempre hay riesgos añadidos que amenazan los cultivos. En el caso de los olivos riojanos hay dos nombres propios que mantienen en alerta a agricultores y al Consejo Regulador: el repilo y la mosca.

“Aquellas aguas trajeron estos lodos…”. Así podría hablarse del tema del repilo. “Desde finales de año, por las lluvias, se está viendo cómo prolifera el repilo, que es un hongo. En estas fechas veraniegas acostumbra a estar inactivo, pero esta vez no, está activo en zonas húmedas y con riego, por eso en estas zonas se recomienda tratar contra ello ahora, con un fungicida curativo en vez de preventivo”, reconoce Carmen Carreras.

Este hongo “es el gran problema del olivo y si sigue lloviendo o el otoño es lluvioso va a tener mucha actividad”, recalca la técnico de la DOP Aceite de La Rioja. ¿Cómo afecta? “El repilo al final lo que hace es que se caiga la hoja y haya caída de fruto, por lo que las producciones puedan verse perjudicadas”, subraya y añade, “desde octubre llevamos dando avisos contra esta plaga”.

La mosca del olivo

La otra amenaza tiene nombre de insecto: la mosca del olivo. “El verano comenzó lluvioso y con temperaturas suaves y eso es ‘beneficioso’ para la mosca”, explica Carreras.

“Ahora estamos controlando sobre todo la mosca: aunque ahora como está haciendo mucho calor no vuela tanto, pero si hay varios días suaves de temperatura, a finales de este mes o principios de septiembre, pues la mosca va a empezar a picar. Y ese es el miedo que tenemos este año: que las temperaturas suaves y la humedad elevada hagan que la mosca pique”, alerta.

Para tratar de paliarlo y en parte evitarlo, desde el Consejo de la DOP Aceite de La Rioja se hacen controles semanales a los cultivos, y “según sea la climatología pueden verse afectados más o menos”. En dichos controles se cuenta el número de moscas, pero también y, sobre todo, se realiza conteo aleatorio en la oliva para dar una proporción del porcentaje de picadas.

“A partir de 5% de picada de mosca -la mosca mete el huevo en el fruto y este o bien se pudre y se cae o se mantiene pero acaba perjudicando la calidad del aceite- es cuando hay que dar tratamientos”, recuerda Carmen Carreras. Estos tratamientos son básicamente insecticidas, que se darán, previsiblemente a finales de agosto y principios de septiembre.

“Además de los tratamientos como tal, desde el Consejo Regulador apostamos por un uso sostenible de los insecticidas”, recalca la técnico. Esto pasa por el uso de ‘trampeos masivos’ (con feromonas) que atraen a las moscas y pueden favorecer una menor incidencia de picadas.

“De momento, con trampeo, no se han eliminado al cien por cien, pero sirva como ejemplo Arnedo, donde la mosca afecta especialmente, en el que ha podido reducirse la presencia de mosca de un 11% a un 7%”, el año pasado, concluye.

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