La Rioja

“Te daría hostias de dos en dos hasta que fueran impares” y otras odas a la enemistad

‘Insultario’ es un manual de autodefensa. Un arma orientativa y juguetona para que ninguna de las ofensas cotidianas quede sin respuesta. A medio camino entre la reflexión irracional y el exabrupto sofisticado, el texto que Pepitas de Calabaza lanza este próximo miércoles hace alarde del insulto como “arte que hay que cultivar con el mismo cariño y el mismo mimo con que se trabajan las enemistades”.

Una lucha dialéctica sin cuartel ajena a los convencionalismos y a lo políticamente correcto que bebe, a partes iguales, del insulto propio de la zona de la Rioja Baja y del ingenio de ambos autores que no se pierden nada de la realidad.

Como muestra, uno de desahogo tras hacer los deberes con el hijo: “Te daría hostias de dos en dos hasta que fueran impares”. Este otro, con alusión a las comidas modernas: “Ojalá te levantes a las cinco a coger olivas, trabajes sin descanso hasta las once y cuando abras el almuerzo sea tofu”. Tras la convivencia se dicen cosas así: “Me gusta cuando te quedas en casa de tu madre porque estás como ausente”. Y éste con muy mala idea: “En la incubadora te tenían los cristales tintados, no digo más”.

Dicen Ángel María y José Antonio que el insulto es necesario para la convivencia. “Si no hay insulto, tampoco hay halago. El amor es una maravilla, pero no dejes que ningún ser querido te estropee tu insulto diario. Por otro lado, hoy en día, hay que insultar bien insultado y sin perder un minuto, antes de que nos lo prohíban”.

Pero como advierten, no hay que confundir insulto con falta de educación. “Un insulto no es una falta de educación, no es una agresión. Para insultar bien se requiere de un saber estar, de una formación, de una elegancia, de una preparación de la que no todo el mundo dispone. Un insulto (igual que una hostia) no se le lanza a todo el mundo, no se da al tuntún pues a lo tonto no se saborea. Hay que hacerlo con sentido, lanzarlo, darlo con cariño”.

Ángel Mª Fernández ( Arnedo, 1973) es licenciado en Filología Hispánica. Firmó los poemas que aparecen en ‘Pájaro en llamas’ (AMG, 2007) y ‘Manzanas traigo’ (Fulgencio Pimentel, 2012), así como el libro-entrevista ‘Roberto Bodegas: el oficio de la vida, los oficios del cine’ (Ed. Aborigen, 2007).

José Antonio Ruiz Gracia es albañil.

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