La Rioja

García Morato, una calle con un encanto especial para las compras

En pleno centro de Logroño, entre las calles San Antón y República Argentina, hay 150 metros peatonales que aglutinan una veintena de establecimientos donde podemos encontrar casi de todo. En apenas dos minutos (ni siquiera llega) de paseo, nos topamos con fruta, carne, pescado, peluquería, mazapanes, zapatos, ropa, flores… hablamos de la calle García Morato.

‘De Torre Gourmet’ tiene el escaparate a rebosar. Como siempre. Incluso hasta perrochicos, que este año no ha sido una buena temporada. Javi saluda con una sonrisa y sigue a sus quehaceres diarios. Si decidimos ‘entrar’ en la calle por el lado opuesto: el Café Ópera y ‘Claire’s’ (tienda de accesorios de moda) flanquean ambas aceras. ¿Lanzarnos a la compra o sentarnos a la mesa? Cuestión del plan que tengamos.

Avanzamos en nuestro pequeño paseo. Nos adentramos en esta vena que comunica dos arterias de la capital riojana. Morato Ópticos, Joyería Yomime, Bordados Cebra, Feliñarán Floristas, Devänt… una tienda a cada paso. La calle Laurel de las compras. Podríamos tener todos los regalos para la familia, amigos y conocidos sin salir de ahí.

“El encanto de esta calles es su localización, que está en el meollo y en el centro de la ciudad. También está cerca de Inditex, que son los que marcan todo, por lo que cuanto más cerca estés de él mejor”, apunta Cristina López de Baró (lleva desde 2004 en Trece Marmotas), quien también señala que García Morato es una calle “cómoda” y “muy transitada”, donde hay bastante comercio y diverso.

“La ventaja que tenemos aquí es la proximidad. Te ahorras el coger coche como cuando vas a una gran superficie”, indica, al tiempo que comenta que su mundo, el zapato de mujer, debe contar con una atención más personalizada contra la que no puede luchar internet: “Son un producto que tiene que resultarte cómodo. Los pies son muy complicados porque hasta dentro de una misma marca los patrones de un modelo a otro difieren”.

No le quita la razón Marino desde su pescadería en esta misma calle, abiertos desde el año 2006, y donde no para de entrar gente: “Desde que se peatonalizó, tenemos comercios muy variopintos y especializados en alimentación o ropa. Además, poco a poco van abriendo más comercios y más especializados en otras cosas”.

“Los que somos tenderos de barrio, por encima de la profesión, tenemos la pasión con la que se hacen las cosas y con la que se atiende a la gente”, confiesa para ensalzar la labor del pequeño comercio frente a las grandes superficies: “Lo transmites al público y al final el público lo entiende y lo agradece. Es un trato distinto en todos los aspectos, no solo en el personal sino en el trato del género. Es otra manera de hacer las cosas”.

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