La Rioja

“El tono con el que hablamos los riojanos pasa factura a las cuerdas vocales”

Más allá de nuestro particular lenguaje, cualquier riojano podría identificar a un paisano en una ‘cata ciega’ por el tono de voz. Ese tono elevado, casi cantarín y el énfasis en la pronunciación de las sílabas representan toda una seña de identidad en nuestra forma de hablar que, en cambio, no es la más indicada para tener contentas a nuestras cuerdas vocales.

“En La Rioja empleamos una intensidad demasiado elevada para hablar y no aprovechamos bien el aire, lo cual es negativo para la voz”, señala Paula Vilella, logopeda e integrante de la Unidad de Atención Temprana de la Clínica Alxen. Además de ello, sostiene que “por norma general, tampoco nos hidratamos bien, lo que redunda en forzar las cuerdas vocales”. Y no, ni los vinitos ni las cervecitas convalidan el capítulo de la hidratación.

Para esta logopeda, existen ‘enemigos’ para nuestra voz, como “el alcohol, el café, la comida picante o el azúcar, porque irritan las cuerdas vocales”. Y cuando aparecen problemas como la disfonía (ronquera) o la afonía (pérdida total de la voz), a menudo recurrimos a “leyendas urbanas” que, lejos de ayudar, complican la situación.

“Siempre se ha recomendado tomar vahos de eucalipto o comerse un caramelo de menta, cuando son lo menos recomendable del mundo”, indica Vilella, quien apunta a “la miel, el propóleo y, sobre todo, beber mucha agua” como los remedios más eficaces contra la irritación de garganta.

Lo normal y lo excepcional

Esta logopeda señala que en su consultan abundan “profesionales que tienen la voz como su principal herramienta de trabajo”, esto es, “maestros, comerciales, locutores de radio o entrenadores de fútbol y otros deportes”. Sin embargo, también existen casos que a menudo se interpretan como ‘normales’ sin serlo: “Hay gente que siempre que sale de fiesta se queda sin voz y eso no debiera ser considerado como lógico, al igual que tampoco debería pasar el quedarse disfónico cada vez que llega el invierno o entramos en contacto con aires acondicionados”.

Paula Vilella explica que “la base del tratamiento de la voz se reduce a la respiración y a la salida de la voz en coordinación con esa respiración. Es muy difícil aprender a respirar con el diafragma; hay que enseñarlo y ahí es donde intervenimos los logopedas”.

Y entre los problemas más habituales, discrimina entre los pacientes adultos y los niños. “Los nódulos en las cuerdas vocales son más frecuentes en las personas mayores y se pueden solucionar en un plazo de entre uno y tres meses; en cuanto a los niños, el tratamiento depende mucho de su evolución”, afirma.

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