El Sereno

Hojas a cascoporro

El otoño. Esa época del año que se caracteriza principalmente por teñir de mágicos colores el paisaje riojano, y por sembrar los suelos de millones de hojas que caen irremediablemente de los árboles. Ese manto de tonos ocres que en los caminos forestales luce esplendoroso pero que en las ciudades se convierte en un molesto obstáculo en nuestro caminar.

Este año observábamos cómo incluso, si bien en lo meteorológico prácticamente ya casi ni existe, en lo que respecta al devenir de la vida de los árboles que adornan nuestras calles se adelantó sobremanera, dejando caer las primeras hojas allá por finales de agosto, cuando la canícula aún nos martirizaba de sol a sol.

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Estamos a finales de diciembre. Y si bien en otros puntos de la ciudad no nos cansamos de ver al personal municipal de la limpieza afanándose con esos sopladores de ruido infernal, hay zonas como la que hoy nos incumbe que lo más que han visto soplar es el viento, cuando es racheado del oeste.

Como diría mi padre, seguro que cerca no vive ningún concejal. Se trata de la acera sur de la calle Salustiano Olózaga, alias ‘la circunvalación’, en el tramo que va desde Vara de Rey hasta el camino viejo de Alberite. El lateral de la estación de servicio Las Gaunas, para entendernos. La montonera de hojas es descomunal, como se puede apreciar. En días de cielo despejado es molesto, pero como llueva, eso se convierte en una peligrosa pista de patinaje.

Entiendo que no es precisamente una calle con mucho tránsito peatonal, pero no por ello deberían descuidarse la limpieza y el mantenimiento de la misma. Son apenas 50 metros.

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